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Amenaza Principal
Jack Mars


La Forja de Luke Stone #3
“Uno de los mejores thrillers que he leído este año.”

–– Críticas de Libros y Películas (referente a Por Todos Los Medios Necesarios)



En AMENAZA PRINCIPAL (La Forja de Luke Stone – Libro nº 3), un innovador thriller de acción del número 1 en ventas, Jack Mars, el veterano de élite de las Fuerzas Delta Luke Stone, de 29 años, dirige al Equipo de Respuesta Especial del FBI mientras responden a una situación con rehenes en una plataforma petrolífera en el remoto Ártico.



Sin embargo, lo que al principio parecГ­a ser un simple evento terrorista, se convierte en mucho mГЎs.



Con un plan maestro por parte de los rusos, que se desarrolla rГЎpidamente en el ГЃrtico, Luke puede que haya llegado al borde de la prГіxima guerra mundial.



Y Luke Stone puede ser el Гєnico hombre que se interponga en su camino.



AMENAZA PRINCIPAL es un thriller militar inigualable, un viaje de acción salvaje que te hará pasar las páginas hasta altas horas de la noche. Esta serie, precuela de la SERIE DE THRILLER LUKE STONE, éxito en ventas, nos remite a cómo empezó todo, una serie fascinante del famoso autor Jack Mars, calificado como “uno de los mejores autores de suspense.”



“Thriller en su máxima expresión.”

–-Midwest Book Review (referente a Por Todos los Medios Necesarios)



TambiГ©n estГЎ disponible la exitosa serie, nГєmero uno en ventas, de THRILLER LUKE STONE de Jack Mars (7 libros), que comienza con Por Todos los Medios Necesarios (Libro nВє1), ВЎuna descarga gratuita con mГЎs de 800 reseГ±as de cinco estrellas!





Jack Mars

AMENAZA PRINCIPAL




AMENAZA PRINCIPAL




(LA FORJA DE LUKE STONE – LIBRO 3)




JACK MARS




TRADUCIDO POR: CARMEN LIÑÁN GRUESO



Jack Mars

Jack Mars es el autor de la serie de thriller de LUKE STONE, nГєmero uno en ventas de USA Today, que incluye siete libros.В TambiГ©n es el autor de la nueva serie de precuelas LA FORJA DE LUKE STONE, que comprende tres libros (y subiendo);В y de la serie de suspense de espГ­as AGENTE ZERO, que comprendeВ sieteВ libros (y subiendo).



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LIBROS POR JACK MARS

UN THRILLER DE LUKE STONE

POR TODOS LOS MEDIOS NECESARIOS (Libro #1)

JURAMENTO DE CARGO (Libro #2)



LA FORJA DE LUKE STONE

OBJETIVO PRINCIPAL (Libro #1)

MANDO PRINCIPAL (Libro #2)

AMENAZA PRINCIPAL (Libro #3)



LA SERIE DE SUSPENSO DE ESPГЌAS DEL AGENTE CERO

AGENTE CERO (Libro #1)

OBJETIVO CERO (Libro #2)

CACERГЌA CERO (Libro #3)

TRAMPA CERO (Libro #4)




CAPГЌTULO UNO


4 de septiembre de 2005

17:15 horas, hora de Alaska (21:15 horas, hora del Este)

Plataforma Petrolera Martin Frobisher

Seis kilГіmetros al norte del Refugio Nacional de Vida Silvestre del ГЃrtico

Mar de Beaufort

OcГ©ano ГЃrtico



Nadie estaba listo cuando comenzГі la matanza.

Momentos antes, el hombre al que llamaban Perro Grande estaba en la baranda, con un mono acolchado, botas con punta de acero, guantes de cuero grueso y una gorra de bГ©isbol de color amarillo desteГ±ido, con la inscripciГіn Hunt HardВ en la parte delantera.

HacГ­a frГ­o, pero Perro Grande ya no lo sentГ­a. Y no hacГ­a tanto frГ­o como iba a hacer.В A su alrededor se extendГ­a la inmensidad del ГЃrtico:В cielo gris, agua oscura salpicada de hielo blanco brillante, hasta donde alcanzaba la vista.

FumГі un cigarrillo y observГі un bote de transporte de personal de doble casco, que se abrГ­a camino a travГ©s de los tГ©mpanos de hielo a la luz sombrГ­a de la tarde.В No podГ­a llamarse siquiera luz del sol.В La cobertura de nubes era constante, como una pesada manta y Perro Grande no habГ­a visto un rayo de luz solar durante al menos una semana.В Era fГЎcil perder el rastro del sol.В Era fГЎcil perder la nociГіn de todo.

–Llegan temprano —dijo Perro Grande en voz alta para sí mismo.

Ese bote no le cuadraba del todo, le producГ­a una sensaciГіn incierta en las entraГ±as.В Se parecГ­a mucho al bote que llevarГ­a a los miembros de la tripulaciГіn a la plataforma despuГ©s de un descanso.В De hecho, desde allГ­ podГ­a distinguir al menos una docena de hombres en la cubierta del bote, preparГЎndose para desembarcar cuando llegaran al muelle.

Pero los cambios de turno no se producen temprano y los barcos no aparecen sin programaciГіn ni previo aviso.В Al menos aquГ­, no.В IntentГі analizar las posibles razones de la llegada de ese bote en su mente.В Pero se quedГі colgado de nuevo y el dolor que martilleabaВ en su cabeza, combinado con la niebla de su cerebro causada por la falta de sueГ±o, hacГ­a que fuera difГ­cil pensar.

No importaba.В Todo se resolverГ­a cuando llegaran aquГ­.В Apenas era posible que alguien cometiera un error.В Mucha gente en elВ ГЃrticoВ no tenГ­a idea de quГ© dГ­a era.В Nadie aquГ­ hablaba de lunes o martes o miГ©rcoles o jueves.В ВїQuГ© utilidad tendrГ­a?В Cada doce horas era lo mismo, trabajando o durmiendo, trabajando o durmiendo.В El tiempo se mezclaba, se volvГ­a borroso, se desvanecГ­a en el acero duro y el olvido blanco y frГ­o.

Quienesquiera que fueran, sin importar lo que estuvieran haciendo, tendrían que venir a hablar con Perro Grande. Perro Grande ya no era tan malo como antes. Había crecido en la reserva, lo que él consideraba mitad Indio Pies Negros y mitad “Americano”. Y una vez, tiempo atrás, él había sido vilmente malo.

Dos metros de alto, 114 kilos cuando era liviano, 125 cuando cargaba mГєsculo de cerveza.В Pasados losВ cincuentaВ aГ±os, ahora era mГЎs calmado, menos rГЎpido de enfadar, posiblemente incluso un poco compasivo.В Aun asГ­, Г©l era el hombre mГЎs grande de este sitio, tal vez el hombre mГЎs grande en elВ ГЃrtico y esta era su plataforma petrolera.

Perro Grande habГ­a formado parte de la tripulaciГіn que construyГі esta cosa.В Durante cinco aГ±os, habГ­a sido el capataz de la tripulaciГіn.В Г‰l no era geГіlogo, no era perforador y no era un ejecutivo con educaciГіn universitaria, pero no cometГ­a errores.В HabГ­a mГЎs deВ noventaВ hombres en esta plataforma en un momento dado y cada uno de ellos, incluso los jefes, le rendГ­an cuentas.

Era un trozo de acero de quinientos millones de dólares, la plataforma Martin Frobisher, “el Alfil”,  como lo llamaban los matones que trabajaban y vivían en ella en turnos de dos semanas. El Alfil era una torre azul y amarilla, plataformas y bloques de maquinaria apilados en lo alto sobre el agujero por donde el taladro entraba hasta el fondo del océano. La cima de esta torre se alzaba cuarenta pisos sobre el agua. Estaba ubicada a más de 250 kilómetros sobre el Círculo Polar Ártico, en una isla artificial de dos hectáreas y media, a poca distancia del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico.

El Alfil era propiedad de una pequeГ±a empresa llamada Innovate Natural Resources.В Innovate tenГ­a contratos con todos los grandes (BP, ExxonMobil, ConocoPhillips),В pero esta plataforma era propiedad de la misma Innovate.В Perro Grande a menudo pensaba que los peces gordos dejaban que Innovate operara aquГ­ porque les daba una negaciГіn plausible sobre lo que estaba sucediendo.В Innovate hacГ­a el trabajo sucio y si alguien se enterara, Innovate asumirГ­a la responsabilidad.

La isla era accesible por una carretera de hielo sobre el mar helado la mayor parte del aГ±o.В Pero no en verano, ni siquiera en septiembre, ya no.В El hielo perpetuo se habГ­a derretido y el agua estaba abierta todo el verano.В Con el verano terminado, el hielo estacional comenzaba a formarse.

Mientras Perro Grande observaba, el bote dio el Гєltimo empujГіn y se detuvo en el muelle.В Un par de estibadores del Alfil comenzГі a atar las amarras, cuando sucediГі algo extraГ±o, tan extraГ±o que pasaron varios segundos antes de la mente de Perro Grande pudiera captarlo.

Los hombres saltaron del bote y dispararon a los trabajadores.

ВЎCRAC!В LlegГі el agudo sonido de disparos, resonando a travГ©s de la distancia en elВ aireВ quietoВ yВ frГ­o.В En la luz tenue, hombres en miniatura caГ­an muertos con cada disparo.

ВЎCRAC!

ВЎCRAC!

De repente, Perro Grande estaba corriendo.В Sus pesadas botas golpearon los raГ­les de hierro de la cubierta y atravesГі las puertas de la caseta de perro, el centro de mando.В Era como la cabina del piloto de un barco solo que, en lugar de mirar el mar abierto, los hombres observaban el taladro todo el dГ­a.В HabГ­a tres hombres dentro, a esta hora del dГ­a.В Cuando entrГі Perro Grande, los hombres ya estaban en pie, entrando en el gabinete donde se guardaban los rifles.В Los rifles estaban destinados a los osos polares, no a las invasiones.

–¿Qué demonios está pasando? —dijo Perro Grande.

Aaron, un hombre corpulento con gafas, arrojГі un rifle pesado a Perro Grande.В TenГ­a insertado un cargador por debajo y una mira telescГіpica en la parte superior.

Perro Grande comprobГі la recГЎmara.

Aaron negó con la cabeza. —Ni idea. Intentamos identificarlos por radio, pero no hubo respuesta. Pensamos en esperar hasta que llegaran aquí. Luego llegaron y comenzaron a disparar.

Hizo un gesto hacia las pantallas del circuito cerrado de seguridad.

En una pantalla, un grupo de hombres subГ­a por los muelles.В Iban vestidos de negro, abrigados para el frГ­o, con los rostros cubiertos a excepciГіn de los ojos y equipados con pistolas y cinturones de municiГіn.В Mientras Perro Grande observaba, uno de ellos se acercГі a un hombre que se retorcГ­a en el muelle, sacГі una pistola y le disparГі en la cabeza.

–Oh, no —dijo Perro Grande.

Le doliГі. Le doliГі hasta lo mГЎs profundo y lo hizo enfadar.В Este era su equipo y estaban asesinando a sus hombres.В Durante sus dГ©cadas en la industria petrolera del ГЃrtico, nunca habГ­a sucedido algo asГ­.В ВїHubo peleas?В Por supuesto.В Peleas a puГ±etazos, a cuchillo, con tacos de billar y tubos de hierro.В Incluso hubo tiroteos. SГ­, de vez en cuando, alguien sacaba un arma.

ВїPero esto?

De ninguna manera.

Y no lo iba a consentir.

Los hombres en la sala de control miraron a Perro Grande.

Lo primero que hizo Perro Grande cuando dejГі la reserva, a la edad deВ diecisiete aГ±os, fue alistarse en el Cuerpo de Marines.В Identificaron de inmediato su punterГ­a y lo convirtieron en un francotirador.

–Hijos de puta —dijo.

No le importaba quiГ©nes eran o lo que pensaban que estaban haciendo, no lo iba a consentir.В VolviГі a salir a cubierta, con el rifle acunado en sus gruesas manos.

Debajo de Г©l, el grupo de hombres corrГ­a por el complejo ahora, corriendo hacia las cabaГ±as Quonset que servГ­an de alojamiento, el salГіn recreativo, la cantina.В Las alarmas resonaban y los hombres comenzaban a emerger de todas partes, corriendo.В HabГ­a confusiГіn y miedo.

Disparar era fГЎcil para Perro Grande.В Cada hombre tenГ­a sus habilidades, cosas que leВ  resultaban fГЎciles.В Disparar era la suya.В MirГі a travГ©s de la mira telescГіpica y puso a uno de los invasores vestidos de negro en el centro del cГ­rculo.В El hombre estaba ALLГЌ MISMO, tan cerca que Perro Grande podГ­a alcanzarlo y tocarlo.В Perro Grande apretГі el gatillo.В El rifle se sacudiГі en sus manos y empujГі contra su hombro.

ВЎBANG!

El sonido hizo eco muy lejos, a travГ©s del hielo y el agua.

Fue un disparo justo en el blanco, a la altura del pecho.В El hombre levantГі los brazos y dejГі caer su arma.В Fue impulsado hacia atrГЎs, perdiГі pie y cayГі al suelo helado.

No fue un buen gesto.В Le indicГі a Perro Grande que el hombre llevaba un chaleco antibalas.В La bala no le habГ­a perforado, solo lo tirГі hacia atrГЎs.В Le dolerГ­a un rato y maГ±ana iba a tener un dolor del demonio, pero no estaba muerto.

AГєn no, por lo menos.

Perro Grande expulsГі el casquillo gastado y volviГі a montar el arma.В VolviГі a mirar y encontrГі a su hombre arrastrГЎndose por el suelo.

Puso el cГ­rculo alrededor de la cabeza del hombre.

BANG.

El eco se alejГі a travГ©s de la vasta inmensidad vacГ­a.В La sangre fluГ­a donde antes estaba la cabeza del hombre.В AutomГЎticamente, sin pensarlo, Perro Grande expulsГі el cartucho y cargГі de nuevo.

Siguiente.

Otro bastardo de chaqueta negra arrodillado al lado del muerto.В ParecГ­a estar comprobando los signos vitales.В ВїComprobГЎndolos para quГ©?В La mitad de la cabeza del hombre ya no estaba.

Perro Grande sonriГі y puso la cabeza del chico nuevoВ en el cГ­rculo, el punto muerto.В El chico era un idiota.

BANG.

Pero ya no lo serГ­a mГЎs.

La cabeza del segundo hombre explotГі igual que la del primero, una pulverizaciГіn de rojo en el aire, como el gГ©iser blanco desde el orificio nasal de una ballena jorobada justo debajo de la superficie.В Los dos hombres muertos se desplomaron juntos, montГ­culos negros sobre fondo blanco.

Perro Grande bajГі el arma para obtener una vista mГЎs amplia del campo.В La escena era un caos, los hombres corrГ­an por todos lados, disparando, cayendo muertos.

Demasiado tarde, vio a dos hombres de negro, ambos apoyados sobre una rodilla, apuntГЎndole son sus armas.В Desde esta distancia, no podГ­a decir lo que los hombres llevaban.В Eran ametralladoras pequeГ±as, compactas, tal vez Uzis o MP5.

PasГі menos de un segundo.

Perro Grande se estaba apartando de la barandilla de hierro justo cuando impactГі el primer chorro de balas.В Lo atravesaron y sintiГі cГіmo hacГ­a un baile espasmГіdico y nervioso.В Entonces llegГі el dolor, como si fuera a destiempo.

Sus pies se deslizaron hacia atrГЎs, por debajo de Г©l y cayГі sobre la barandilla.В PensГі que podrГ­a vomitar por el costado.

Pero su altura y el impulso llevaron todo su cuerpo hacia adelante.В Hubo un momento incГіmodo, cuando parecГ­a que estaba encaramado en la barandilla, con todo el peso sobre su estГіmago.В Entonces, se cayГі. IntentГі agarrarse locamente a los listones de hierro que tenГ­a detrГЎs, pero fue inГєtil.

Pasaron uno o dos segundos.В Entonces, impactГі.

El tiempo se detuvo y Г©l fue a la deriva.В Cuando volviГі a abrir los ojos, parecГ­a que estaba mirando un cielo oscuro.В El Гєltimo dГ­a sombrГ­o habГ­a pasado y las estrellas frГ­as salГ­an a millones, jugando al escondite detrГЎs de nubes que se deslizaban.В ParpadeГі y volviГі a la luz del dГ­a.

SabГ­a lo que habГ­a pasado: habГ­a caГ­do a la cubierta de hierro, dos pisos por debajo del nivel de la caseta de perro.В HabГ­a golpeado fuerte, todo su cuerpo debГ­a estar roto.В Su crГЎneo debГ­a estar roto.

AdemГЎs, cuando llegГі el recuerdo, fue como si las balas lo perforaran nuevamente.В Su cuerpo se sacudiГі convulsivamente.В Le habГ­an disparado con ametralladoras.

No sabГ­a cuГЎnto tiempo habГ­a pasado.В PodrГ­an haber sido minutos o podrГ­an haber pasado horas.В IntentГі moverse, pero le dolГ­a hacer cualquier cosa.В Eso era buena seГ±al: aГєn podГ­a sentir dolor.В HabГ­a mucho lГ­quido oscuro a su alrededor en la cubierta:В su sangre.В JadeГі mientras respiraba, como un elevador hidrГЎulico que se descompone, el lГ­quido burbujeando de su boca.

En algГєn lugar, no muy lejos, todavГ­a se escuchaban disparos.В Los hombres gritaban.В Los hombres chillaban de dolor o de terror.

Las sombras se movieron a travГ©s de Г©l.

Dos hombres se quedaron allГ­, mirando hacia abajo.В Ambos llevaban pesadas chaquetas negras con parches blancos.В La imagen en los parches parecГ­a ser un ГЎguila u otro ave de rapiГ±a.В VestГ­an pantalones de camuflaje verde, como un ejГ©rcito de tierra, en algГєn lugar donde el mundoВ no estuviera cubierto de blanco.В Y llevaban pesadas botas negras.

Las caras de los hombres estaban cubiertas con pasamontaГ±as negros.В Solo se veГ­an sus ojos.В Sus ojos eran duros, sin simpatГ­a.

ВїQuГ© pensaban estos muchachos que estaban haciendo?

–¿Quién…? —dijo Perro Grande.

Le resultaba difГ­cil hablar, se estaba muriendo, lo sabГ­a.В Pero Г©l no eraВ alguien que tirarГ­a la toalla.В Nunca lo habГ­a hecho antes y no lo iba a hacer ahora.

–¿Quiénes sois? —logró decir.

Uno de los hombres dijo algo en un idioma que Perro Grande no entendiГі.

LevantГі una pistola y apuntГі hacia Perro Grande.В El agujero al final del caГ±Гіn estaba allГ­, como una cueva.В ParecГ­a hacerse cada vez mГЎs grande.

El otro hombre dijo algo.В Era algo serio, ninguno de los dos se rio.В Sus expresiones impertГ©rritas no cambiaron.В Probablemente pensaron que le estaban haciendo un favor a Perro Grande, sacГЎndolo de su miseria.

A Perro Grande no le importaba un poco de dolor.В Г‰l noВ creГ­a en el cielo o el infierno.В Cuando era joven, habГ­a rezado a sus antepasados.В Pero si sus antepasados estaban por ahГ­, no habГ­an dado muestras.

Tal vez habГ­a vida despuГ©s de la muerte, tal vez no.

Perro Grande preferirГ­a arriesgarse aquГ­ en la Tierra.В El mГ©dico de la plataforma podrГ­a recomponerlo.В Un helicГіptero de evacuaciГіn mГ©dica podrГ­a venir y llevarlo al pequeГ±o centro de traumatologГ­a en Deadhorse.В Un helicГіptero Apache podrГ­a venir y acabar con estos tipos.

Cualquier cosa podrГ­a pasar.В Mientras respirara, todavГ­a estaba en el juego.В LevantГі una mano ensangrentada.В IncreГ­ble que aГєn pudiera mover su brazo.

–Espera —dijo.

No quiero morir ya.

Perro Grande.В Durante dГ©cadas, asГ­ lo habГ­a llamado prГЎcticamente todo el mundo. Su ex esposa lo llamaba Perro Grande.В Sus jefes lo llamaban Perro Grande.В El Presidente de la compaГ±Г­a habГ­a volado aquГ­ una vez, le dio la mano y lo llamГі Perro Grande.В Г‰l gruГ±Гі al pensar en eso.В Su verdadero nombre eraВ Warren.

Un pequeГ±o destello de luz y llama emergiГі de las fauces negras al final del arma del hombre.В La oscuridad llegГі y Perro Grande no supo siВ realmente habГ­a visto aquella luz, o si habГ­a estado soГ±ando todo el tiempo.




CAPГЌTULO DOS


21:45 horas,В Hora del Este

Gabinete de Crisis

La Casa Blanca

Washington, DC



—Señor Presidente, ¿qué piensa?

ClementВ DixonВ era demasiado viejo para esto.В Ese era su pensamiento principal.

Estaba sentado a la cabecera de la mesa y todos los ojos estaban puestos en Г©l.В Durante su larga carrera polГ­tica, habГ­a aprendido a leer los ojos y las expresiones faciales.В Y lo que le decГ­a la lectura de aquellos rostros era esto: las poderosas personas que miraban al caballero de cabello blanco que presidГ­a esta reuniГіn de emergencia habГ­an llegado a la misma conclusiГіn que elВ propioВ Dixon.

Г‰l era demasiado viejo.

HabГ­a sido unВ Jinete de la Libertad desde el primer viaje, en mayo de 1961, arriesgando su vida para ayudar a disgregar el sur.В HabГ­a sido uno de los jГіvenes oradores en las calles durante el motГ­n de la policГ­a de Chicago en agosto de 1968 y habГ­a recibido gases lacrimГіgenos en la cara.В HabГ­a pasadoВ treinta y tresВ aГ±os en la CГЎmara de Representantes, primero enviado allГ­ por la buena gente de Connecticut en 1972.В HabГ­a desempeГ±ado el cargo de Presidente de la CГЎmara de Representantes dos veces, una durante la dГ©cada de 1980 y otra vez hasta hace solo un par de meses.

Ahora, a la edad deВ setenta y cuatro aГ±os, se encontrГі de repente siendo Presidente de los Estados Unidos.В Era un papel que nunca habГ­a querido ni imaginado para sГ­ mismo.В No, espera, quizГЎ sГ­:В cuando era joven, adolescente y tenГ­a unosВ veinte aГ±os, se habГ­a imaginado a sГ­ mismo algГєn dГ­a como Presidente.

Pero la América de la que se había imaginado Presidente no era esta América. Este era un país dividido, envuelto en dos guerras públicamente reconocidas en el extranjero, así como media docena de “operaciones negras” clandestinas. Operaciones tan negras, al parecer, que las personas que las supervisaban eran reacias a informar a sus superiores.

–¿Señor Presidente?

En su juventud, nunca se habГ­a imaginado a sГ­ mismo como Presidente de una AmГ©rica que todavГ­a dependГ­a por completo de los combustibles fГіsiles para cubrir sus necesidades energГ©ticas, donde elВ veinteВ por ciento de la poblaciГіn vivГ­a en la pobreza y otroВ treintaВ por ciento se tambaleaba en el borde, donde millones de niГ±os se acostaban con hambre cada noche y mГЎs de un millГіn de personas no tenГ­an dГіnde vivir.В Un lugar donde el racismo todavГ­a estaba vivo y coleando.В Un lugar donde millones de personas no podГ­an permitirse el lujo de ponerse enfermas y donde a menudo tenГ­an que escoger entre tomar sus medicamentos recetados o comer.В Esta no era laВ AmГ©ricaВ que habГ­a soГ±ado liderar.

Esto era unВ Estados Unidos de pesadilla y de repente Г©l estaba al cargo.В Un hombre que habГ­a pasado toda su vida defendiendo lo que creГ­a que era correcto y luchando por los ideales mГЎs altos, ahora se encontraba arrastrГЎndose por el fango.В Este trabajo no ofrecГ­a nada mГЎs que compensaciones y ГЎreas grises y Clement Dixon estaba justo en el medio de todo.

Siempre habГ­a sido un hombre religioso.В Y en estos dГ­as se descubriГі a sГ­ mismo pensando en cГіmo Cristo le habГ­a pedido a Dios que dejara pasar el amargo cГЎliz.В Sin embargo, a diferencia de Cristo, su lugar en esta cruz no habГ­a sido ordenado previamente.В Una serie de percances y malas decisiones habГ­an conducido a Clement Dixon hasta este lugar.

Si el Presidente David Barrett, un buen hombre al queВ DixonВ conocГ­a desde hace muchos aГ±os, no hubiera sido asesinado, nadie habrГ­a pedido al Vicepresidente Mark Baylor que ocupara su lugar.

Y si Baylor no hubiera estado implicado en el asesinato, por una montaГ±a de pruebas circunstanciales (no suficientes para acusarlo, pero sГ­ para hacerlo caer en desgracia y desterrarlo de la vida pГєblica), entonces Г©l no habrГ­a dimitido, dejando la Presidencia al Presidente de la CГЎmara de Representantes.

Y si Dixon mismo no hubiera accedido el año pasado a pasar solo una legislatura más como Presidente de la Cámara, a pesar de su avanzada edad…

Entonces no se verГ­a en esta posiciГіn.

Aunque él tuviera la fuerza de voluntad doblegar la maldita cosa… El hecho de que la línea de sucesión dictara que el Presidente de la Cámara asumiera el trabajo, no significaba que él tuviera que aceptarlo. Pero demasiadas personas habían luchado durante demasiado tiempo para ver a un hombre como Clement Dixon, el abanderado ardiente de los ideales liberales clásicos, convertirse en Presidente. Como cuestión práctica, no podía abandonar.

AsГ­ que allГ­ estaba,В cansado, viejo, cojeando por los pasillos del ala oeste (sГ­,В cojeando,В el nuevo Presidente de losВ Estados UnidosВ tenГ­a artritis en las rodillas y una cojera pronunciada), abrumado por el peso de lo que se le habГ­a encomendado y comprometiendo sus ideales a cada paso.

–¿Señor Presidente? ¿Señor?

El Presidente Dixon estaba sentado en el Gabinete de Crisis, una oficina de forma ovalada.В De alguna manera, la habitaciГіn le recordaba a un programa de televisiГіn de la dГ©cada de los 60;В la serie se llamabaВ Espacio: 1999.В Era una idea tontaВ de un productor de HollywoodВ sobre cГіmo serГ­a el futuro. InhГіspito, vacГ­o, inhumano y diseГ±ado para el aprovechamiento mГЎximo del espacio.В Todo era elegante y estГ©ril y exudaba cero encanto.

Grandes pantallas de vГ­deo estaban incrustadas en las paredes, con una pantalla gigante en el extremo de la mesa oblonga.В Las sillas eran de cuero, con el respaldo alto y reclinables, como la del capitГЎn en la cubierta de control de una nave espacial.

Esta reuniГіn se habГ­a convocado con poca antelaciГіn;В como de costumbre, habГ­a una crisis.В Aparte de los asientos ocupados de la mesa y unos pocos a lo largo de las paredes, la sala estaba casi vacГ­a.В Los asistentes habituales estaban aquГ­, incluidos algunos hombres con sobrepeso vestidos con trajes, junto conВ militaresВ uniformados.

Thomas Hayes,В elВ nuevo Vicepresidente deВ Dixon, tambiГ©n estaba aquГ­, gracias a Dios.В HabiendoВ subido a bordo directamente desde su puesto de gobernador de Pensilvania, ThomasВ estaba acostumbrado a tomar decisiones ejecutivas.В TambiГ©n estaba en la misma pГЎgina queВ DixonВ respecto a muchas cosas.В Thomas ayudГі aВ Dixon aВ formar un frente unificado.

Todo el mundo sabГ­a que Thomas Hayes tenГ­a los ojos puestos en la presidencia y eso estaba bien.В PodrГ­a quedarse con ella, en lo que respecta a Clement Dixon.В Thomas era alto, guapo e inteligente y proyectaba un aire de autoridad.В Sin embargo, lo mГЎs destacado de Г©l era su enorme nariz.В La prensa nacional ya habГ­a comenzado a retocГЎrsela.

Espera, Thomas,В pensГіВ Dixon.В Espera a queВ seas Presidente.В Los humoristas polГ­ticos dibujaban a Clement Dixon como el profesor distraГ­do, un cruce entre Mark Twain y Albert Einstein, con los zapatos desatados y sin el humor casero o la inteligencia penetrante.

Vaya, seguramente se divertirГ­an con esa nariz de Hayes.

Un hombre alto con un uniforme verde de gala estaba de pie en la cabecera de la mesa, un general de cuatro estrellas llamado Richard Stark.В Era delgado y muy en forma, como el maratonista que seguramente era y su rostro parecГ­a estar cincelado en piedra.В TenГ­a los ojos de un cazador, como un leГіn o un halcГіn.В Hablaba con absoluta confianza:В en sus impresiones, en la informaciГіn que le daban sus subordinados, en la capacidad delВ ejГ©rcitoВ de losВ Estados UnidosВ para afrontar cualquier problema, sin importar cuГЎn espinoso o complicado fuera.В Stark era prГЎcticamente una caricatura de sГ­ mismo.В ParecГ­a como siВ nunca hubiera experimentado un momento de incertidumbre en su vida.В ВїCГіmo era el viejo dicho?

A menudo incorrecto, pero nunca en duda.

–Explíquelo de nuevo —dijo el Presidente Dixon.

Casi podГ­a escuchar los gemidos silenciosos alrededor de la habitaciГіn.В Dixon odiaba tener que volver a escucharlo.В Odiaba la informaciГіn tal como la entendiГі y odiaba que otro intento debiera hacer que la entendiera por completo.В Г‰l noВ querГ­a entenderla.

Stark asintió con la cabeza. —Sí, señor.

SeГ±alГі con un largo puntero de madera el mapa de la pantalla grande.В El mapa mostraba el distrito de North Slope deВ Alaska, un vasto territorio en el extremo norte del estado, dentro del CГ­rculo Polar ГЃrtico, lindando con elВ OcГ©ano ГЃrtico.

HabГ­a un punto rojo en el ocГ©ano, justo al norte del final de la tierra.В Ese territorio estaba marcado como ANWR[1 - ANWR. Siglas de Arctic National Wildlife Refuge. En espaГ±ol: Refugio Nacional de Vida Silvestre del ГЃrtico. (Nota de la Traductora)], que Dixon bien sabГ­a que representaba el Refugio Nacional de Vida Silvestre del ГЃrtico:В era una de las personas que habГ­a luchado durante dГ©cadas para proteger esa regiГіn sensible de la exploraciГіn y perforaciГіn petrolera.

Stark hablГі:

–La plataforma de perforación Martin Frobisher, propiedad de Innovate Natural Resources, se encuentra aquí, en el océano, a seis kilómetros al norte del Refugio de Vida Silvestre del Ártico. No disponemos del censo exacto en el momento del ataque, pero se estima que noventa hombres viven y trabajan habitualmente en esa plataforma y una pequeña isla artificial que los rodea. La plataforma funciona las veinticuatro horas del día, trescientos sesenta y cinco días al año, en medio del clima más severo.

Stark hizo una pausa y mirГі aВ Dixon.

DixonВ hizo un movimiento con la mano como una rueda girando.

–Entendido. Por favor, continúe.

Stark asintió con la cabeza. —Hace poco más de treinta minutos, un grupo de hombres fuertemente armados y no identificados han atacado la plataforma y el campamento. Llegaron en barco, en una embarcación que apareció como un contratista de personal que traía trabajadores a la isla. Un número desconocido de trabajadores han sido asesinados o tomados como rehenes. Los informes preliminares, obtenidos por las grabaciones de audio y vídeo, sugieren que los invasores son extranjeros, pero aún se desconoce el origen.

–¿Qué sugiere esto? —preguntó Dixon.

Stark se encogió de hombros. —No parece que hablen inglés. Aunque no disponemos todavía de sonido claro, sin embargo, nuestros expertos lingüistas creen que hablan una lengua de Europa del Este, probablemente eslava.

Dixon suspiró. —¿Ruso?

El día que asumió este ingrato trabajo, de hecho, momentos después de prestar el Juramento de Cargo, había retirado unilateralmente a las fuerzas estadounidenses de una confrontación con los rusos. Los rusos le habían hecho un favor y respondió en consecuencia. Dixon había sido objeto de críticas despiadadas y mordaces por parte de las facciones belicistas de la sociedad estadounidense. Si los rusos se volvieran y atacaran ahora…

Stark sacudió la cabeza lo más mínimo. —No estamos seguros todavía, pero creemos que no.

–Eso lo reduce —dijo Thomas Hayes.

–¿Tenemos alguna idea de lo que quieren? —dijo Dixon.

Ahora Stark sacudió la cabeza por completo. —No han contactado con nosotros y se niegan a responder a nuestros intentos de contacto. Hemos volado sobre el complejo con helicópteros de combate pero, a excepción de algunos incendios, el lugar actualmente parece desierto. Los terroristas y los prisioneros están dentro de la plataforma misma o dentro de los edificios del complejo, lejos de nuestras miradas indiscretas.

Se detuvo un momento.

–Me imagino que quiere entrar por la fuerza y recuperar la plataforma —dijo Dixon.

Stark sacudió la cabeza otra vez. —Desafortunadamente, no. Si bien estamos cien por cien seguros de que podemos recuperar las instalaciones por la fuerza, hacerlo pondría en riesgo la vida de cualquier hombre que se encuentre prisionero. Además, la instalación es de naturaleza sensible y, si llevamos a cabo un contraataque a gran escala, corremos el riesgo de llamar la atención sobre ella.

Algunas personas en la sala comenzaron a murmurar entre ellas.

–Orden, —dijo Stark, sin levantar la voz. —Orden, por favor.

–Está bien —dijo Dixon—, lo preguntaré. ¿Qué tiene de sensible?

Stark mirГі a un hombre con gafas, sentado hacia la mitad de la mesa.В El hombre probablemente tenГ­a treinta y muchos, pero tenГ­a un sobrepeso que lo hacГ­a parecer casi un niГ±o angelical.В La cara del hombreВ era grave.В Diablos, estaba en una reuniГіn con el Presidente de losВ Estados Unidos.

–Señor Presidente, soy el Dr. Fagen, del Departamento de Interior.

–Está bien, Dr. Fagen —dijo Dixon—, cuéntemelo.

–Señor Presidente, la plataforma Frobisher, aunque es propiedad de Innovate Natural Resources, es una inversión conjunta entre Innovate, ExxonMobil, ConocoPhillips y la Oficina de Administración de Tierras de los Estados Unidos. Les hemos extendido una licencia para hacer lo que se conoce como perforación horizontal.

En la pantalla, la imagen cambiГі.В Mostraba un dibujo animado de una plataforma petrolera.В MientrasВ DixonВ observaba, un taladro se extendГ­a hacia abajo desde la plataforma, debajo de la superficie del ocГ©ano y hacia el fondo del mar.В Una vez bajo tierra, el taladro cambiГі de direcciГіn,В girГі noventaВ grados y ahora se movГ­a horizontalmente debajo del lecho de roca.В DespuГ©s de un tiempo, se encontrГі con un charco negro debajo del suelo y el petrГіleo del charco comenzГі a fluir lateralmente desde el cabezal de perforaciГіn hacia la tuberГ­a que lo seguГ­a.

–En lugar de perforar verticalmente, que es como se realizaban la gran mayoría de las perforaciones en el siglo XX, ahora estamos dominando la ciencia de la perforación horizontal. Lo que esto significa es que una plataforma petrolera puede estar a muchos kilómetros de un depósito de petróleo, tal vez un depósito en una ubicación ambientalmente sensible…

DixonВ levantГі una mano.В La mano en alto significaba PARAR.

El Dr. Fagen sabГ­a lo que significaba la mano sin tener que preguntar.В Al instante, dejГі de hablar.

–Dr. Fagen, ¿me está diciendo que la plataforma Martin Frobisher, en el mar a seis kilómetros al norte del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, realmente está perforando dentro del Refugio de Vida Silvestre?

Fagen miraba la mesa de conferencias.В Su lenguaje corporal le dijo a Clement Dixon todo lo que necesitaba saber.

–Señor, con las tecnologías más modernas, las plataformas petroleras pueden explotar importantes depósitos subterráneos, sin poner en peligro la flora o la fauna sensibles, respecto a lo cual sé que ya expresó su preocupación…

DixonВ puso los ojos en blanco y levantГі las manos en el aire.

–Oh, demonios.

MirГі al general.

–Señor, —dijo Stark. —La decisión de otorgar esa licencia se tomó hace dos administraciones. Solo era cuestión de perfeccionar la tecnología. De acuerdo, es controvertido y ni a usted ni a mi nos gusta esto. Pero yo creo que tendremos que aplazar esa discusión para otro momento. Ahora, tenemos una operación terrorista en marcha, con un número desconocido de civiles estadounidenses ya muertos y aún más vidas estadounidenses en peligro. El tiempo es esencial. Y, en la medida de lo posible, creo que debemos mantener este incidente, así como la naturaleza de esa instalación, fuera del alcance del público, por ahora. Más tarde, después de que hayamos rescatado a nuestra gente y disipado el humo, habrá mucho tiempo para debatir.

Dixon odiaba que Stark tuviera razón. Odiaba estos…

… compromisos.

–¿Qué sugiere? —dijo.

Stark asintiГі con la cabeza.В En la pantalla, la imagen cambiГі y mostrГі un grГЎfico de lo que parecГ­a ser un grupo de buzos de dibujos animados, nadando hacia una isla.

–Sugerimos encarecidamente que un grupo encubierto de operadores especiales altamente entrenados, Navy SEAL, se infiltre en las instalaciones, descubra la naturaleza de los terroristas y sus efectivos, decapite su liderazgo y, si es posible, recupere la plataforma con la menor pérdida de vida civil como las circunstancias lo permitan.

–¿Cuántos y cuándo? —preguntó Dixon.

Stark asintió nuevamente. —Dieciséis, quizá veinte. Esta noche, dentro de las próximas horas, antes del primer amanecer.

–¿Los hombres están listos? —dijo Dixon.

–Sí, señor.

Dixon sacudió la cabeza. Ser Presidente era una pendiente resbaladiza. Eso era algo que, a pesar de todos sus años de experiencia, nunca había entendido. Todos sus discursos ardientes, golpeando el atril, sus demandas de un mundo más justo y limpio… ¿para qué? Todo se había vendido río abajo incluso antes de empezar.

El Refugio Nacional de Vida Silvestre del ГЃrtico estaba fuera de los lГ­mites de la perforaciГіn, en la superficie.В AsГ­ que se estacionaron en el mar y perforaron desde debajo, por supuesto que lo hicieron.В Eran como termitas, siempre mordiendo, royendo y convirtiendo la construcciГіn mГЎs resistente en un castillo de naipes.

Y luego los hombres que estaban haciendo la perforación fueron atacados y retenidos como rehenes. Y como Presidente, ¿qué se suponía que tenías que decir: —Déjalos comer del pastel?

De ninguna manera.В Eran estadounidenses y, en un nivel difГ­cil de entender, eran inocentes.В Solo hago mi trabajo, seГ±ora.

DixonВ mirГі a Thomas Hayes.В De todos los hombres en esta habitaciГіn, Hayes serГ­a el mГЎs cercano a sus propios pensamientos sobre esto.В Hayes probablemente se sentirГ­a encajonado, traicionado, frustrado y atГіnito, al igual que Clement Dixon.

–¿Thomas? —dijo Dixon. —¿Qué opinas?

Hayes ni siquiera dudó. —Yo entiendo que es una discusión para otro momento, pero me alarma escuchar que estamos perforando en un entorno natural que debe ser apreciado y protegido. Estoy alarmado, pero no sorprendido y eso es lo peor.

Se detuvo. —Después de que estos hombres sean rescatados y, como usted dice, se disipe el humo, creo que debemos volver a revisar la moratoria de la perforación y dejar claro que no perforar significa no perforar, ya sea desde la superficie o desde el mar.

–Además, si va a haber una intervención militar, creo que hay que asegurarse de que haya supervisión civil de toda la operación, de principio a fin. Sin ánimo de ofender, General, pero en el Pentágono tienen tendencia a matar mosquitos a cañonazos. Creo que ya hemos oído hablar de demasiadas celebraciones de bodas en Oriente Medio siendo aniquiladas por ataques aéreos.

El general Stark parecГ­a que estaba a punto de decir algo en respuesta, pero se contuvo.

–¿Puede hacerlo, General Stark? —preguntó Dixon. —No importa cuántos activos militares estén involucrados, ¿puede garantizarme la supervisión y participación civil durante toda la operación?

El general asintió. —Sí, señor. Conozco la agencia civil idónea para el trabajo.

–Entonces, hágalo —dijo Dixon— y salve a esos hombres de la plataforma, si puede.




CAPГЌTULO TRES


22:01 horas, Hora del Este

Ivy City

Noreste de Washington, DC



Un hombre grande estaba sentado en una silla plegable de metal, en un rincГіn tranquilo de un almacГ©n vacГ­o.В SacudiГі la cabeza y gimiГі.

–No lo hagas —dijo. —No lo hagas.

TenГ­a los ojos vendados, pero incluso con el trapo oscureciendo parte de su rostro, era fГЎcil ver que estaba magullado y golpeado.В Su boca estaba hinchada.В Su cara estaba cubierta de sudor y algo de sangre y la parte posterior de su camiseta blanca estaba manchada de sudor.В HabГ­a una mancha oscura en la entrepierna de sus jeans azules, donde se habГ­a orinado encima unos momentos antes.

Desde la boca de las mangas de su camiseta hasta las muГ±ecas habГ­a una densa maraГ±a de tatuajes.В El hombre parecГ­a fuerte, pero tenГ­a las muГ±ecas esposadas a la espalda y sus brazos estaban asegurados a la silla con pesadas cadenas.

Sus pies estaban descalzos y sus tobillos tambiГ©n estaban esposados con grilletes de acero;В estaban tan juntos que, si lograba ponerse de pie y tratar de caminar, tendrГ­a que ir saltando.

–¿Hacer qué? —dijo Kevin Murphy.

Murphy era alto, delgado, muy en forma.В TenГ­a los ojos duros y una pequeГ±a cicatriz en la barbilla.В Llevaba una camisa azul, pantalГіn oscuro y pulidos zapatos de cuero italiano negro.В Sus mangas estaban enrolladas solo un par de vueltas en sus antebrazos.В No habГ­a nada arrugado, sudoroso o sangriento en Г©l.В No parecГ­a haber hecho ningГєn tipo de esfuerzo extenuante.В De hecho, podrГ­a estar de camino a una cena tardГ­a en un buen restaurante.В Lo Гєnico que no encaja mucho con su aspecto eran los guantes de conducciГіn de cuero negro que llevaba puestos.

Durante unos segundos, Murphy y el hombre de la silla fueron como estatuas, piedras en pie en algГєn lugar de entierro medieval.В Sus sombras se desvanecieron en diagonal en la penumbra amarilla que iluminaba este pequeГ±o rincГіn del vasto almacГ©n.

Murphy se alejГі unos pasos a travГ©s del suelo de piedra, sus pisadas resonaban en el espacio cavernoso.

Estaba lidiando con una extraГ±a combinaciГіn de sentimientos en este momento.В Por un lado, se sentГ­a relajado y tranquilo.В Se estaba preparando para la entrevista y disponГ­a de las prГіximas horas, si las necesitaba.В Nadie venГ­a aquГ­.

Fuera de las puertas de este almacГ©n habГ­a un barrio pobre.В Era un pГЎramo de hormigГіn, tiendas deprimentes todas juntas, licorerГ­as, cambio de cheques y lugares de prГ©stamos de dГ­a de pago.В Multitudes de mujeres que llevaban bolsas de plГЎstico esperaban en las paradas de los autobuses durante el dГ­a, hombres borrachos en las esquinas de las calles sostenГ­an latas de cerveza y vino barato en bolsas de papel marrГіn todo el dГ­a y toda la noche.

En este momento, Murphy podГ­a escuchar los sonidos del vecindario: coches que pasaban, mГєsica, gritos y risas.В Pero se estaba haciendo tarde y las cosas comenzaban a calmarse.В Incluso este barrio finalmente se iba a dormir.

Por lo tanto, a corto plazo, Murphy tenГ­a tiempo.В Pero en un sentido mГЎs amplio, el tiempo no estaba de su parte.В Era un antiguo operador de las Fuerzas Delta y un empleado en perГ­odo de prueba del Equipo de Respuesta Especial del FBI.В Lo habГ­a hecho bien hasta ahora, incluyendo lo que se considerГі una actuaciГіn brillante en un tiroteo enВ Montreal,В durante su primera asignaciГіn.

Lo que nadie entendió fue cuán brillante fue realmente esa actuación. Había jugado a dos bandas y, antes de la batalla, convenció al ex agente de la CIA Wallace Speck, el autoproclamado “Señor Oscuro”, para transferir dos millones y medio de dólares a la cuenta anónima de Murphy en Gran Caimán.

Ahora, Speck estaba en una prisiГіn federal y se enfrentaba a la pena de muerte.В Eso abriГі paso a una gran pregunta en la vida de Murphy:В ВїHablarГ­a Speck con sus captores?В Y si lo hacГ­a, ВїquГ© les dirГ­a?

ВїSabГ­a Speck quiГ©n era Kevin Murphy?

–No me mates —dijo el hombre de la silla.

Murphy sonriГі.В Cerca del hombre habГ­a otra silla.В La chaqueta deportiva de MurphyВ estaba sobre ella.В Debajo de la chaqueta estaban su funda y su arma.В En el bolsillo de sus pantalones estaba el gran silenciador que se ajustaba a la pistola como una mano a un guante.

Hechos el uno para el otro.В ВїCГіmo decГ­a ese viejo anuncio de televisiГіn?В Perfectos juntos.

–¿Matarte? ¿Por qué habría de hacerlo?

El hombre sacudió la cabeza y comenzó a llorar. La parte superior de su gran cuerpo se sacudía en sollozos. —Porque eso es lo que haces.

Murphy asintiГі con la cabeza, eso era cierto.

MirГі fijamente al hombre.В Bastardo llorГіn, odiaba a los tipos como este, eran alimaГ±as.В El tipo era un asesino insensible, un matГіn, un aspirante a chico duro.В Un hombre con las palabras BANG y ВЎPOW!В tatuadas en sus nudillos.

Este era el tipo de hombre que mataba a personas inocentes indefensas, en parte debido a que le pagaban por hacerlo, pero tambiГ©n en parte porque era fГЎcil y porque le gustaba hacerlo.В Luego, cuando se encontraba con alguien como Murphy, se hacГ­a pedazos y comenzaba a rogar.В El propio Murphy ciertamente habГ­a matado a mucha gente, pero hasta donde Г©l sabГ­a, nunca habГ­a matado a un no combatiente o a alguien inocente.В Murphy se especializaba en matar hombres que eran difГ­ciles de matar.

Pero, Вїeste chico?

Murphy suspirГі.В No tenГ­a dudas de que podГ­a hacer que este tipo se arrastrara por el suelo como un gusano, si quisiera.

SacudiГі la cabeza.В No le interesaba el tipo, todo lo que querГ­a era informaciГіn.

–Hace algunas semanas, justo cuando nuestro querido Presidente fallecido desapareció por primera vez, mataste a una joven llamada Nisa Kuar Brar. No lo niegues, también mataste a sus dos hijas, una niña de cuatro años y un bebé de meses. La niña de cuatro años llevaba un pijama del dinosaurio Barney en ese momento. Sí, vi fotos de la escena del crimen. Estas personas que mataste eran la esposa y las hijas de un taxista llamado Jahjeet Singh Brar. Toda la familia eran Sikhs, de la región de Punjab de la India. Te metiste en su apartamento en Columbia Heights diciendo que eras un policía metropolitano de DC, llamado Michael Dell. Qué gracioso, Michael Dell. ¿Crees que fue divertido?

El hombre sacudió su cabeza. —No, absolutamente, no. Nada de eso es cierto. El que te haya dicho todo eso es un mentiroso, te han mentido.

La sonrisa de Murphy se ensanchГі y se encogiГі de hombros.В Casi se rio.

Este chico…

–Me lo dijo tu cómplice. Un tipo que se hacía llamar Roger Stevens, pero cuyo verdadero nombre era Delroy Rose. —Murphy hizo una pausa y volvió a respirar hondo. A veces se ponía nervioso en situaciones como esta. Era importante que mantuviera la calma. Esta reunión era para obtener información y nada más.

–¿Algo de esto te suena ahora?

Los hombros del hombre estaban encogidos.В Sollozaba en voz baja, su cuerpo temblando.

–No, no sé quién es…

–Cállate y escúchame —dijo Murphy. —¿De acuerdo?

Г‰l noВ tocГі al hombre ni se acercГі a Г©l, pero el hombre asintiГі y no dijo una palabra mГЎs.

–Ahora… ya he entrevistado a Delroy extensamente. Fue útil, pero solo hasta cierto punto. Las cosas se pusieron un poco desagradables, por lo que al final del día, yo estuve dispuesto a creer que me había dicho todo lo que sabía. Quiero decir, ¿quién pasaría por todo ese sufrimiento solo para… qué? ¿Protegerte a ti? ¿Proteger a otro como tú? No. Creo que probablemente me dijo todo lo que sabía, pero no fue suficiente.

–Por favor —dijo el hombre. —Te diré todo lo que sé.

–Sí, lo harás —dijo Murphy. —Y, con suerte, sin muchas tonterías.

El hombre sacudiГі la cabeza, enfГЎticamente, enГ©rgicamente.В Por un momento, parecГ­a una muГ±eca mecГЎnica, de las que se les da cuerda y sacuden la cabeza hasta que la llave en la parte posterior se para.

–No, sin tonterías.

–Bueno, —dijo Murphy. Se acercó al hombre y le quitó el trapo ensangrentado de los ojos. Los ojos del hombre parpadearon y giraron en sus cuencas, a continuación, se posaron en Murphy.

–Puedes verme, ¿verdad?

El hombre asintió, muy solícito. —Sí.

–¿Sabes quién soy? —dijo Murphy. —Sí o no, no mientas.

El hombre asintió nuevamente. —Sí.

–¿Qué sabes de mí?

–Eres de algún tipo fuerzas especiales. CIA, Navy SEAL, Operaciones encubiertas, algo de eso.

–¿Sabes mi nombre?

El hombre lo miró fijamente. —No.

Murphy no estaba seguro de creerle.В LanzГі una bola suave para probar al chico.

–¿Mataste a Nisa Kuar Brar y sus dos hijas? Ya no tiene sentido mentir. Ya me has visto, las cartas están sobre la mesa.

–Maté a la mujer —dijo el hombre sin dudar. —El otro tipo mató a las niñas, yo no tuve nada que ver con eso.

–¿Cómo mataste a la mujer?

–La llevé a la habitación y la estrangulé con un cable de ordenador, Ethernet Cat 5. Es fuerte, pero no corta. Hace el trabajo sin mucha sangre.

Murphy asintiГі con la cabeza.В AsГ­ fue exactamente como se hizo.В Nadie sin informaciГіn privilegiada sobre la escena del crimen lo sabrГ­a.В Este chico era el asesino.В Murphy tenГ­a a su hombre.

–¿Qué hay de Wallace Speck?

El hombre se encogió de hombros. —¿Qué pasa con él?

AhoraВ losВ hombros deВ Murphy seВ desplomaron.

–¿Qué te parece que estamos haciendo aquí, idiota? —dijo. Su voz resonó en la oscuridad. —¿Crees que estoy aquí, en esta caja de zapatos de cemento contigo, en medio de la noche, por diversión? No me gustas tanto. ¿Speck te contrató para matar a esa mujer?

–Sí.

–¿Y qué sabe Speck sobre mí?

El hombre sacudió su cabeza. —No lo sé.

El puГ±o de Murphy saliГі disparado e impactГі contra la cara del hombre.В SintiГі romperse el hueso del puente de la nariz.В La cabeza del hombre cayГі hacia atrГЎs.В Dos segundos mГЎs tarde, la sangre comenzГі a fluir de una fosa nasal, por la cara del hombre, hacia la barbilla.

Murphy dio un paso atrГЎs.В NoВ querГ­aВ mancharseВ losВ zapatos de sangre.

–Inténtalo de nuevo.

–Speck dijo que había un tipo de operaciones encubiertas, operaciones especiales. Tenía una pista sobre el paradero del Jefe del Estado Mayor del Presidente, Lawrence Keller. El tipo de operaciones especiales iba a Montreal, era parte del equipo que debía rescatar a Keller. Tal vez él era el conductor. Él quería dinero. Después de eso…

El hombre sacudiГі su cabeza.

–¿Crees que soy ese tipo? —dijo Murphy.

El tipo asintiГі, abyecto, desesperado.

–¿Por qué lo piensas?

El hombre dijo algo en voz baja.

–¿Qué? No te oigo.

–Estuve allí —dijo el hombre.

–¿En Montreal?

–Sí.

Murphy sacudiГі la cabeza.В Г‰l sonriГі.В Se rio esta vez, solo un poco.

–Oh, amigo.

El chico asintiГі.

–¿Qué hiciste, escapar cuando se puso feo?

–Vi lo que pasaba.

–Y me viste.

No eraВ unaВ pregunta, pero el chico la respondiГі de todos modos.

–Sí.

–¿Le dijiste a Speck cómo era yo?

El chico se encogiГі de hombros.В Estaba mirando el suelo de hormigГіn.

–¡Habla! —dijo Murphy. —No tengo toda la noche.

–Nunca hablé con él después de eso. Estaba en la cárcel antes de que saliera el sol.

–Mírame, —dijo Murphy.

El chico levantГі la vista.

–Dímelo otra vez, pero no mires hacia otro lado esta vez.

El hombre miró directamente a los ojos de Murphy. —No he hablado con Speck. No sé dónde le retienen, no sé si él ha hablado o no. No tengo ni idea de si él sabe quién eres, pero si lo sabe, es obvio que no te ha delatado todavía.

–¿Por qué no escapaste? —dijo Murphy.

No era una pregunta banal. Murphy se enfrentaba a la misma elección. Él podría desaparecer. Ahora, esta noche, o mañana por la mañana. Pronto. Tenía dos millones y medio de dólares en efectivo. Eso le duraría mucho tiempo a un hombre como él y con sus… habilidades únicas… podría reponerlo de vez en cuando.

Pero pasarГ­a el resto de su vida mirando por encima del hombro.В Y, si escapaba, una persona que podrГ­a perseguirle era Luke Stone.В Ese no eraВ un pensamiento agradable.

El chico se encogió de hombros otra vez. —Me gusta vivir aquí, me gusta mi vida. Tengo un hijo pequeño, al que veo a veces.

A Murphy no le gustГі la forma en que el chico deslizГі a su hijo en la conversaciГіn.В Este asesino a sangre frГ­a, un hombre que acababa de admitir que habГ­a asesinado a una joven madre y que era cГіmplice del asesinato de dos niГ±as pequeГ±as y solo Dios sabГ­a quГ© mГЎs, estaba tratando de jugar la carta de la empatГ­a.

Murphy fue a la silla y sacГі su arma de la funda.В AtornillГі el silenciador en el caГ±Гіn de la pistola.В Era de los buenos, no iba a hacer mucho ruido.В Murphy a menudo pensaba que sonaba como una grapadora de oficina perforando pilas de papel.В Clac, clac, clac.

–No tienes motivos para matarme —dijo el hombre detrás de él. —No le he dicho nada a nadie. No voy a hablar con nadie.

Murphy no se había dado la vuelta todavía. —¿Has oído hablar de atar los cabos sueltos? Es decir, tú trabajas en este negocio, ¿no? Speck podría saber quién soy, o no. Pero, definitivamente, tú sí lo sabes.

–¿Sabes sobre cuántos secretos estoy sentado? —dijo el chico. —Si alguna vez me atrapan, créeme, serías lo que menos les interesaría. Ni siquiera sé quién eres, no sé cómo te llamas. Solo vi a un chico esa noche, con el cabello oscuro, tal vez, corto. Metro ochenta, podría ser cualquiera.

Murphy se volviГі y lo mirГі cara a cara.В El hombre sudaba, la transpiraciГіn aparecГ­a en su rostro.В No hacГ­a tanto calor aquГ­.

Murphy tomГі el arma y apuntГі al centro de la frente del hombre, sin dudarlo, sin ruido. No dijo una palabra.В Cada lГ­nea estaba grabada y el hombre parecГ­a estar baГ±ado en un cГ­rculo de luz blanca brillante.

El chico hablaba rápido. —Mira, no lo hagas —dijo. —Tengo dinero, mucho dinero en efectivo. Yo soy el único que sabe dónde está.

Murphy asintió con la cabeza. —Sí, yo también.

Apretó el gatillo y…

CLAC.

SonГі un poco mГЎs fuerte de lo normal.В No habГ­a calculado el eco en el gran espacio vacГ­o.В Se encogiГі de hombros, no importaba.

Se fue sin volverse a mirar el cadГЎver en el suelo.

Diez minutos despuГ©s, estaba en su coche, conduciendo por la carretera de circunvalaciГіn.В SonГі su telГ©fono mГіvil.В El nГєmero estaba oculto, pero eso no significaba nada: podrГ­a ser bueno, podrГ­a ser malo.В Г‰l cogiГі la llamada.

–¿Sí?

Una voz femenina: —¿Murph?

Murphy sonriГі.В ReconociГі la voz al instante.

–Trudy Wellington —dijo. —Qué hermoso momento de la noche para saber de ti. Si me dices desde dónde estás llamando, voy enseguida.

Ella casi se rio.В Lo percibiГі en su voz.В Hazlas reГ­r.В Ese era el camino hacia su corazГіn y hacia su dormitorio.

–Ah… sí. Aplaca tu sucia mente, Murph. Te llamo desde las oficinas del Equipo de Respuesta Especial. Hay una crisis y nos han involucrado en ella. Don quiere un montón de gente aquí ya, lo más rápido posible. Tú eres uno de ellos.




CAPГЌTULO CUATRO


22:20 horas, Hora del Este

Condado de Fairfax, Virginia

Suburbios de Washington,В DC



—¿Qué piensas, cariño?

Luke Stone susurrГі las palabras.В Probablemente nadie podrГ­a escucharlas, aparte de Г©l.

Estaba sentado en el largo sofá blanco de su nueva sala de estar, sosteniendo a su bebé de cuatro meses, Gunner, en su regazo. Gunner era un bebé grande y pesado. Llevaba un pañal y una camiseta azul que decía “El mejor bebé del mundo”.

Se habГ­a quedado dormido enВ losВ brazos deВ Luke hacГ­aВ un rato.В Su barriguita subГ­a y bajaba y roncaba suavemente mientras dormГ­a.В ВїSe suponГ­a que los bebГ©s roncaban?В Luke no lo sabГ­a, pero de alguna manera el sonido era reconfortante.В MГЎs aГєn, era hermoso.

Ahora Luke sostenГ­a a Gunner en la penumbra y miraba alrededor de la habitaciГіn, tratando de encontrarle sentido a la casa.

El lugar era un regalo deВ losВ padresВ de Becca, Audrey y Lance.В Eso, por sГ­ solo, era difГ­cil de tragar.В Nunca podrГ­a permitirse este lugar con su sueldo de funcionario, aunque era mucho mГЎs alto que el del EjГ©rcito.В Becca no trabajaba en absoluto.В Entre los dos, aunque Becca estuviera trabajando, no podrГ­an permitirse esta casa.В Y eso le hizo darse cuenta a Luke de cuГЎnto dinero realmente tenГ­a la familia de Becca.

SabГ­a que eran ricos, pero Luke habГ­a crecido sin dinero, no sabГ­a lo que era ser rico.В Г‰l y Becca habГ­an estado viviendo en la cabaГ±a de su familia, que daba a la BahГ­a de Chesapeake, en laВ costa oriental.В Para Luke, aquella cabaГ±a de cien aГ±os, a pesar de que estaba a una horaВ yВ media de viaje de su trabajo, era un sitio espectacular para vivir.В Luke estaba acostumbrado a dormir en el suelo duro, o no dormir en absoluto.

Pero, Вїeste lugar?

EchГі un vistazo alrededor de la casa.В Era una casa moderna, con ventanas de suelo a techo, como sacada de una revista de arquitectura.В Era como una caja de cristal.В Cuando llegara el invierno, cuando nevara, podГ­a imaginarse que serГ­a como uno de esos viejos globos de nieve que la gente solГ­a tener cuando era un niГ±o.В Se imaginГі las prГіximas Navidades:В simplemente sentado en esta impresionante sala de estar a doble altura, el ГЎrbol en la esquina, la chimenea encendida, la nieve cayendo a su alrededor.

Y eso era solo la sala de estar.В Sin mencionar la cocina rГєstica de gran tamaГ±o, con la isla en el medio y el refrigerador gigante de doble puerta, con el congelador en la parte inferior.В Sin mencionar la cama de matrimonio y el baГ±o principal.В Sin mencionar el resto del lugar.В Sin mencionar que esta casa estaba a unosВ doceВ minutos en coche de la oficina.

Desde donde LukeВ estaba sentado en el sofГЎ, podГ­a ver las grandes ventanas, orientadas al surВ y al oeste.В La casa estaba asentada sobre una pequeГ±a colina ondulada de hierba.В La altura extendГ­a sus vistas.В La casa estaba en un barrio tranquilo de otras casas grandes, alejadas de la calle.В No habГ­a estacionamiento en la calle.В En este vecindario, las personas estacionaban en sus propios caminos o garajes.

Ellos no habГ­an conocido a muchos de sus vecinos todavГ­a, pero Luke se imaginaba que eran abogados, mГ©dicos, tal vez personas con puestos de trabajo de alto nivel en grandes empresas.В TenГ­a sentimientos encontrados al respecto.В No por la gente, sino por el lugar.

Por un lado, Г©l noВ tenГ­a confianza con Audrey y Lance.

AВ losВ padres deВ BeccaВ nunca les habГ­a gustado Luke.В Siempre lo habГ­an dejado claro.В Incluso despuГ©s de que Gunner naciera, dejaron de mala gana queВ Г©lВ y Becca vivieran en la cabaГ±a.В Audrey era especialmente una experta en hacer comentarios sarcГЎsticos y maniobras de socavaciГіn.

La imaginГі en su mente:В habГ­a algo en ella que le recordaba a un cuervo.В TenГ­a los ojos hundidos, con iris tan oscuros que parecГ­an casi negros.В TenГ­a una nariz afilada, como un pico.В Era de huesos pequeГ±os y cuerpo delgado.В Y siempre flotaba cerca, como un presagio de malas noticias.

Pero entonces el Equipo de Respuesta Especial llevГі a cabo un par de operaciones de alto perfil y Audrey y Lance conocieron al legendario Don Morris, pionero de operaciones especiales y director del Equipo de Respuesta Especial.

De repente, sintieron que Г©l y Becca necesitaban una casa mejor y mГЎs cerca de su trabajo.В Y asГ­ fue como llegaron aquГ­.

SacudiГі la cabeza por la velocidad de los acontecimientos.В Era conocido en su carrera por sus repentinos reflejos y su inmediata respuesta, pero la compra de esta casa habГ­a sucedido tan rГЎpido que casi le hizo perder la cabeza.

Dos personas que le habГ­an detestado intensamente durante aГ±os ahora le acababan de ofrecer el mayor regalo que alguien le habГ­a hecho.

Se detuvo y escuchГі el silencio.В RespirГі hondo, casi al mismo ritmo que su hijo pequeГ±o.В No.В Eso no era cierto, este niГ±o era el mejor regalo que le habГ­an dado.В La casa no era nada comparada con esto.

Sobre la mesa frente a Г©l, su telГ©fono se encendiГі.В Lo mirГі fijamente, la luz azul arrojaba sombras locas en la penumbra.В El telГ©fono estaba en silencio porque el timbre estaba apagado.В No querГ­a molestar al bebГ©, ni a la mamГЎ, que estaba disfrutando de un poco de sueГ±o bien merecido y muy necesario en el dormitorio.

Miró la hora: eran las diez pasadas. Eso solo podía significar un par de cosas. O un viejo amigo militar estaba borracho marcando, se habían equivocado de número, o… Miró el teléfono hasta que se detuvo y se oscureció.

Un momento despuГ©s, comenzГі de nuevo.

SuspirГіВ yВ mirГі el nГєmero.В Por supuesto, era del trabajo.

Г‰l cogiГі el telГ©fono.

–¿Hola?

Lo dijo con la voz mГЎs baja de estoy dormido, Вїpor quГ© me molestas? de que fue capaz.

La voz femenina de Trudy WellingtonВ hablГі.В La imaginГі:В joven, hermosa, inteligente, con el cabello castaГ±o cayendo sobre sus hombros.

–¿Luke?

–Sí.

Su tono era profesional.В Lo que casi habГ­a sucedido entre ellos y de lo que nunca hablaron, parecГ­a alejarse en su espejo retrovisor.В Eso era probablemente lo mejor.

–Luke, tenemos una crisis. Don está reuniendo al equipo habitual. Yo ya estoy aquí. Swann, Murphy y Ed Newsam están de camino.

–¿Ahora? —Él hizo la pregunta, aunque sabía la respuesta.

–Sí, ahora.

–¿Puede esperar? —preguntó Luke.

–Más bien no.

–Hmmm.

–¿Luke? Trae tu mochila de supervivencia.

Г‰l puso los ojos en blanco.В Estaban teniendo problemas para conciliar el trabajo y la vida familiar.В No por primera vez, se preguntГі si lo que hacГ­a para ganarse la vida no era compatible con el hogar feliz que Г©l y Becca estaban tratando de construir por sГ­ mismos.

–¿A dónde vamos? —dijo.

–Clasificado. Lo averiguarás en la reunión.

El asintió. —De acuerdo.

ColgГі el telГ©fono y respirГі hondo.

AlzГі al bebГ© en sus brazos, se puso de pie y caminГі por el pasillo hasta el dormitorio principal.В Estaba oscuro, pero podГ­a ver lo suficientemente bien.В Becca dormitaba en la gran cama de matrimonio.В Se agachГі y colocГі al bebГ© a su lado, solo tocando su piel.В En su medio sueГ±o, hizo un pequeГ±o sonido de placer.В Ella puso una mano suavemente sobre el bebГ©.

Los mirГі a los dos por un momento; mamГЎ y bebГ©.В Una ola de amor tan intensa que nunca podrГ­a describir se apoderГі de Г©l.В Apenas podГ­a entenderlo Г©l mismo, imagina explicГЎrselo a otra persona.В Estaba mГЎs allГЎ de las palabras.

Eran su vida.

Pero tambiГ©n tenГ­a que irse.




CAPГЌTULO CINCO


23:05 horas, Hora del Este

Sede del Equipo de Respuesta Especial

McLean, Virginia



—¿Por qué estamos aquí? —preguntó Kevin Murphy.

Iba vestido al estilo casual de negocios, como si acabara de llegar de una reuniГіn de jГіvenes profesionales.

Mark Swann, vestido de cualquier manera menos formal, sonriГі.В Llevaba una camiseta negra de Los RamonesВ y pantalones vaqueros rotos.В Su cabello estaba recogido en una cola de caballo.

–¿En el sentido existencial? —dijo.

Murphy sacudió la cabeza. —No, en el sentido de por qué estamos todos juntos en esta habitación en mitad de la noche.

La sala de reuniones, a lo que Don Morris a veces se referГ­a con optimismo como elВ Centro deВ Mando, era una larga mesa rectangular con un dispositivo de altavoz montado en el centro.В HabГ­a puertos de datos, donde las personas podГ­an enchufar sus ordenadores portГЎtiles, espaciados cada medio metro.В HabГ­a dos grandes monitores de vГ­deo en la pared.

La sala era algo pequeГ±a y Luke habГ­a estado en reuniones aquГ­ con hastaВ veinteВ personas.В Veinte personas hacГ­an que la habitaciГіn pareciera un vagГіn lleno de gente en elВ metro deВ TokioВ en hora punta.

–Está bien, chicos —dijo Don Morris. Don llevaba una camisa ajustada y las mangas remangadas hasta la mitad de los antebrazos. Tenía un café en una gruesa taza de cartón frente a él. Su cabello blanco estaba muy bien recortado, como si acabara de ir a la peluquería esta tarde. Su lenguaje corporal era relajado, pero sus ojos eran tan duros como el acero.

–Gracias por venir y tan rápido. Pero dejad a un lado las bromas ahora, si no os importa.

Alrededor de la sala, la gente murmurГі su asentimiento.В AdemГЎs de Don Morris, Swann, Murphy y Luke, Ed Newsam estaba aquГ­, relajado en su silla, vestido con una camisa negra de manga largaВ queВ abrazaba su musculado tГіrax.В Llevaba vaqueros y botas de trabajo amarillas Timberland, con los cordones desatados.В ParecГ­a que esta reuniГіn lo habГ­a despertado de un sueГ±o profundo.

TambiГ©n estaba Trudy Wellington.В Llevaba una blusa y pantalones formales, como si no se hubiera ido a casa despuГ©s del trabajo.В Llevaba sus gafas rojas encima de la cabeza.В ParecГ­a alerta, tambiГ©n tomaba cafГ© y ya habГ­a comenzado a teclear informaciГіn en el ordenador portГЎtil frente a ella.В Lo que fuera que estuviera pasando, ella habГ­a sido informada la primera.

En el otro extremo de la mesa, cerca de las pantallas de vГ­deo, habГ­a un general de cuatro estrellas alto y delgado, con impecable uniforme verde.В Su cabello gris estaba recortado hasta el cuero cabelludo.В Su cara estaba desprovista de pelo, como si acabara de afeitarse antes de entrar aquГ­.В A pesar de lo avanzado de la hora, el tipo parecГ­a fresco y listo para seguir otrasВ veinticuatro, oВ cuarenta y ocho horas, o el tiempo que fuera necesario.

Luke lo habГ­a visto una vez antes, pero aunque no fuera asГ­, Г©l ya conocГ­a a ese tipo de hombre.В Cuando se despertaba todas las maГ±anas, hacГ­a su cama antes de hacer cualquier otra cosa,В ese era el primer logro del dГ­a y le preparaba para mГЎs.В Antes de que el sol asomara, el tipo probablemente ya habГ­a corrido diez kilГіmetros y se habГ­a comido un plato de cereales y bebido un cafГ© de alto octanaje.В Llevaba escrito el orgullo de West PointВ sobre todo su cuerpo.

Sentado a la mesa cerca de Г©l habГ­a un coronel, con un ordenador portГЎtil frente a Г©l y una pila de papeles.В El coronel todavГ­a no habГ­a levantado la vista del ordenador.

–Amigos —dijo Don Morris. —Me gustaría presentaros al general Richard Stark del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos y su ayudante, el coronel Pat Wiggins.

Don mirГі al general.

–Dick, el grupo de expertos del Equipo de Respuesta Especial está a tu disposición.

–Tal como está —dijo Mark Swann.

Don Morris frunciГі el ceГ±o a Swann, con la mirada queВ le echarГ­a a un hijo adolescente bocazas, pero no dijo nada.

–Señores, —dijo Stark, luego se inclinó a Trudy. —Y señora. Iré directo al grano. Se está llevando a cabo un ataque con rehenes en el Ártico de Alaska y el Presidente de los Estados Unidos ha autorizado un rescate. Él ha estipulado que el rescate involucre la supervisión y participación de una agencia civil. Y aquí es donde entran ustedes.

–Cuando hablé con el Presidente, se me ocurrió que ustedes nos ofrecen lo mejor de ambos mundos: el Equipo de Respuesta Especial es una agencia civil de aplicación de la ley, pero está compuesta por ex operadores especiales militares. El director del FBI ha autorizado su participación y Don ha sido muy amable al convocar esta reunión en tan corto plazo.

Miró al grupo. —¿Me siguen?

Hubo un murmullo general de acuerdo.

El coronel controlaba la pantalla de vГ­deo desde su ordenador portГЎtil.В ApareciГіВ un mapa del norte deВ Alaska, junto con una franja delВ OcГ©ano ГЃrtico.В Un pequeГ±o punto en el mar estaba rodeado de rojo.

–Esta es una situación en rápido desarrollo. Lo que puedo decir es que hace una hora y media, un grupo de hombres fuertemente armados atacó y secuestró una plataforma petrolera en el Océano Ártico. Había aproximadamente noventa hombres ocupando esa instalación y la isla artificial que la rodea y un número desconocido de esos hombres murieron en el ataque inicial. Algunos fueron tomados como rehenes, aunque no sabemos cuántos.

–¿Quién atacó a la plataforma? —preguntó Luke.

El general sacudió la cabeza. —No lo sabemos. Han rechazado nuestros intentos de contacto, aunque han enviado vídeos de trabajadores de la plataforma, reunidos en una habitación y retenidos a punta de pistola por hombres con máscaras negras. El audio del equipo de supervisión de la plataforma nos ha sido puesto a disposición por la compañía propietaria. El sonido es de baja calidad, pero capta algunas voces. Además del inglés que hablan los trabajadores, parece que hay hombres que hablan un idioma de Europa del Este, posiblemente eslavo, aunque no tenemos evidencia real que lo respalde.

En la pantalla, el mapa cambiГі a imГЎgenes aГ©reas de la plataforma y el campamento que la rodea.В La plataforma petrolera, probablemente deВ treintaВ oВ cuarentaВ pisos de altura, dominaba la primera imagen.В Por debajo de la plataforma habГ­a numerosos barracones tipo Quonset, asГ­ como pasarelas entre ellos.В Alrededor del pequeГ±o complejo habГ­a un vasto mar helado.

ApareciГі una imagen ampliada.В Mostraba el complejo y los edificios en detalle.В No habГ­a gente de pie en ningГєn lado.В HabГ­a al menos una docena de cuerpos tirados en el suelo, algunos con halos de sangre a su alrededor.

Otra imagen apareciГі.В Estirada sobre el suelo habГ­a una gran pancarta blanca con letras negras pintadas a mano.

AMÉRICA MENTIROSOS + HIPÓCRITAS.

–Un mensaje claro —dijo Swann.

–Es cierto que tenemos muy poco con lo que seguir. La pancarta ciertamente sugiere un ataque de ciudadanos extranjeros. Todas nuestras imágenes de drones nos muestran el complejo desprovisto de personal. Los atacantes parecen haber llevado a todos los trabajadores supervivientes al interior. Ya sea dentro de estos edificios que se ven, o a bordo de la propia plataforma, no lo sabemos.

Por un momento, la pantalla quedГі en blanco.

–Tenemos un plan para recuperar las instalaciones, neutralizar a los terroristas y rescatar a cualquier personal civil que aún esté vivo. El plan implica una infiltración y asalto, utilizando principalmente efectivos Navy SEAL en activo, así como ustedes mismos. Para llevar a cabo ese plan, necesitamos trasladarles al Ártico de Alaska, lo que significa que debemos darnos prisa.

Ed Newsam levantó una mano. —¿Cuándo piensa llevar a cabo este plan?

El general asintió. —Esta noche, antes de la primera luz. Cada experiencia que hemos tenido con los terroristas en los últimos años sugiere que permitir que una situación se prolongue es una receta para el fracaso y el desastre. El público se involucra, al igual que los políticos. Los medios lo ponen en bucle en la televisión las veinticuatro horas. Adivinar la respuesta del gobierno se convierte en un pasatiempo nacional. Un largo enfrentamiento emociona e inspira a los terroristas compañeros de viaje en otros lugares. Imágenes de rehenes con los ojos vendados, retenidos a punta de pistola…

SacudiГі la cabeza.

–No exploremos ese camino. El grupo en cuestión atacó sin previo aviso y nosotros haremos lo mismo. Atacarlos antes del amanecer, al amparo de la oscuridad, solo unas horas después de su propio asalto, nos permite retomar la iniciativa. Una incursión victoriosa y tengo toda la confianza en su éxito, demostrará a otros grupos terroristas que hablamos en serio.

Stark analizГі las miradas del personal del Equipo de Respuesta Especial.

–Creemos que el Equipo de Respuesta Especial es la agencia civil adecuada para participar en esta operación. Si ustedes no están de acuerdo… —Dejó la frase sin terminar.

Luke tenГ­a que admitir que a Г©l noВ le gustaba todo esto.В Acababa de dejar a su esposa y a su hijo en la cama.В ВїAhora se suponГ­a que debГ­a ir alВ ГЃrtico?

–El Ártico de Alaska tiene que estar a unos cuatro mil kilómetros —dijo Swann. —¿Cómo se supone que vamos a llevar a nuestra gente allí antes del próximo amanecer?

Stark asintió nuevamente. —Algo menos de cuatro mil quinientos kilómetros. Correcto, es un largo camino. Pero les llevamos cuatro horas de adelanto. En la plataforma petrolera, ahora son casi las siete y media de la tarde. Tomaremos ventaja de la diferencia horaria.

Se detuvo un momento.

–Y tenemos la tecnología para llevarles allí más rápido de lo que imaginan.


* * *

—¿Qué no nos está diciendo? —preguntó Luke.

Estaba sentado en laВ oficina de Don, mirГЎndolo a travГ©s de la amplia extensiГіn del escritorio.

Don se encogió de hombros. —Ya sabes que siempre esconden algo. Hay algo clasificado sobre la plataforma petrolera, tal vez. O que saben más acerca de los autores de lo que dicen. Podría ser cualquier cosa.

–¿Por qué nosotros? —preguntó Luke.

–Ya has escuchado al hombre —dijo Don. —Necesitan participación y supervisión civil. La orden viene directamente del Presidente. El hombre es liberal desde hace mucho tiempo y piensa que el ejército es un gran hombre del saco. Poco sabe él que las agencias civiles están repletas de ex militares.

–Pero mira lo pequeños que somos —dijo Luke. —Sin ofender, Don. Pero la Agencia de Seguridad Nacional es una agencia civil. El FBI también lo es. Ambas tienen mucho más alcance que nosotros.

–Luke, nosotros somos el FBI.

Luke asintió con la cabeza. —Sí, pero la Oficina propiamente dicha tiene sucursales en el terreno cercano a la acción. En cambio, quieren desplazarnos por todo el continente.

Don mirГі a Luke durante un largo momento.В Por primera vez, realmente le sorprendiГі a Luke lo ambicioso que era Don.В El Presidente querГ­a al Equipo de Respuesta Especial en este asunto. Pero Don lo deseaba igualmente, si no mГЎs.В Estas misiones eran plumas en el sombrero de Don.В Don Morris habГ­a reunido un equipo de campeones mundiales y querГ­a que el mundo lo supiera.

–Como sabes —dijo Don, —las oficinas de campo están llenas de agentes de campo. Investigadores y policías, básicamente. Nosotros somos un grupo de operaciones especiales. Para eso estamos preparados y eso es lo que hacemos. Somos rápidos y ligeros, golpeamos duro y nos hemos ganado una reputación, no solo de éxito en circunstancias difíciles, sino también de total discreción.

Luke y Don se miraron a travГ©s del amplio escritorio.

Don sacudió la cabeza. —¿Quieres echarte atrás, hijo? No pasa nada. No tienes que demostrar nada a nadie y menos a mí. Pero en este momento, tu equipo se está preparando.

Luke se encogió de hombros. —Yo ya estoy preparado.

La amplia sonrisa de Don apareció de repente. —Bien. Estoy seguro de que lo haréis todo bien y estaréis de vuelta aquí para el desayuno.


* * *

—Vamos, tío, —dijo Ed Newsam. —Esta misión no se va a resolver sola.

Ed estaba en la puerta de Luke.В Estaba allГ­, de pie, cargando con una pesada mochila.В No parecГ­a entusiasmado ni emocionado.В Si Luke tuviera que usar una palabra para describir el aspecto de Ed, dirГ­a que estabaВ resignado.

Luke estaba sentado en su escritorio, mirando el telГ©fono.

–El helicóptero está en la plataforma.

Luke asintió con la cabeza. —Entendido. Voy ahora mismo.

Estaban a punto de irse.В Mientras tanto, Luke padecГ­a una dolencia que Г©l llamabaВ el sГ­ndrome del telГ©fono de milВ kilos.В Era fГ­sicamente incapaz de levantar el auricular y hacer una llamada.

–Maldición —susurró por lo bajo.

HabГ­a revisado y vuelto a revisar sus maletas.В Llevaba su equipo estГЎndar para un viaje nocturno.В TenГ­a su Glock de nueve milГ­metros, en su funda de cuero, con varios cargadores repletos adicionales.

Sobre el escritorio habГ­a una bolsa de ropa con muda para dos dГ­as.В Una pequeГ±a mochila llena de artГ­culos de tocador de tamaГ±o de viaje, un montГіn de barritas energГ©ticas y un blГ­ster con media docena de pГ­ldoras Dexedrina estaba depositado al lado de la bolsa de ropa.

Las Dexis eran anfetaminas, estaban prácticamente en el manual de instrucciones para operadores especiales. Te mantendrían despierto y alerta durante horas y horas. Ed a veces las llamaba “las empinadoras más rápidas”.

Estos eran suministros genГ©ricos, pero no tenГ­a sentido tratar de ser mГЎs especГ­fico.В Iban alВ ГЃrtico, la operaciГіn requerirГ­a equipo especializado y ese equipo se les proporcionarГ­a cuando aterrizaran.В Trudy ya habГ­a adelantadoВ lasВ medidas de todos.

AsГ­ que ahora miraba el telГ©fono.

HabГ­a salido de la casa sin, apenas una palabra de explicaciГіn para ella.В Por supuesto, ella estaba dormida, pero eso no cambiaba nada.

Y la nota sobre la mesa del comedor tampoco explicaba nada.

Me han llamado para una reuniГіn tardГ­a.В Puede que tenga que pasar la noche fuera.В Te quiero, L

Una “noche fuera”, sin más detalles. Parecía un universitario copiando para el examen final. Se había acostumbrado a mentirle sobre el trabajo y se estaba convirtiendo en un hábito difícil de romper.

ВїDe quГ© servirГ­a decirle la verdad?В PodГ­a llamarla ahora mismo, despertarla de un sueГ±o profundo, despertar al bebГ© y hacer que comenzara a llorar, Вїtodo para decirle quГ©?

–Hola, cariño, voy en dirección al Círculo Polar Ártico, para echar a unos terroristas que han atacado una plataforma petrolífera. Hay cadáveres por todo el suelo. Sí, parece que me dirijo hacia otro baño de sangre. En realidad, puede que nunca te vuelva a ver, pero no te preocupes, vuelve a dormirte. Dale un beso a Gunner de mi parte.

No, eraВ mejor arriesgarse, llevar a cabo la operaciГіn y confiar en que, entre los Navy SEAL y el Equipo de Respuesta Especial, tenГ­an las mejores personas para hacer el trabajo.В LlГЎmala por la maГ±ana, despuГ©s de que todo termine.В Si todo sale bien y estГЎis todos de una pieza, dile que tuviste que volar aВ ChicagoВ para entrevistar a un testigo.В ContinГєa alimentando la ficciГіn de que trabajar para el Equipo de Respuesta Especial es principalmente una especie de trabajo de detective, empaГ±ado por algГєn estallido ocasional de violencia.

Bueno, eso es lo que harГ­a.

–¿Estás listo? —dijo una voz. —Todos los demás están abordando el helicóptero.

Luke levantó la vista. Mark Swann estaba de pie en la puerta. Siempre era un poco sorprendente ver a Swann. Con su cola de caballo, sus gafas de aviador, el mechón de barba rala en su barbilla y las camisetas de rock-and-roll que siempre llevaba… prácticamente podría llevar un letrero colgando del cuello: NO MILITAR.

Luke asintió con la cabeza. —Sí, estoy listo.

Swann estaba sonriendo.В No, mejor dicho, estaba radiante, como un niГ±o en Navidad.В Era algo extraГ±o, dado que se enfrentaban a un vuelo tedioso a travГ©s de AmГ©rica del Norte, seguido de un ataque estresante contra un enemigo desconocido.

–Me acabo de enterar de cómo nos van a llevar allí —dijo Swann. —No te lo vas a creer, es absolutamente increíble.

–No sabía que tú también venías en este viaje —dijo Luke.

En todo caso, la sonrisa de Swann se hizo aГєn mГЎs amplia.

–Pues ya lo sabes.




CAPГЌTULO SEIS


5 de septiembre de 2005

08:30 horas, Hora de MoscГєВ (00:30 horas, Hora del Este)

ElВ Acuario

Sede de la DirecciГіn Principal de Inteligencia (GRU)

AerГіdromo de Khodynka

MoscГє, Rusia



—¿Qué noticias hay de nuestro amigo? —dijo el hombre llamado Marmilov.

Estaba sentado en su escritorio, en una oficina del sГіtano sin ventanas, fumando un cigarrillo.В HabГ­a un cenicero de cerГЎmica, encima del escritorio de acero verde frente a Г©l.В Aunque era temprano, ya habГ­a cinco colillas de cigarrillos aplastadas en el cenicero.В EnВ el escritorio tambiГ©n habГ­aВ una taza de cafГ© (aderezado con un chorro de whisky,В Jameson, importado deВ Irlanda).

Por la maГ±ana, el hombre fumaba y bebГ­a cafГ© solo.В AsГ­ era como comenzaba su dГ­a.В Llevaba un traje oscuro y el poco cabello que le quedaba caГ­a sobre la parte superior de su cabeza, endurecido y sostenido en su lugar por la laca para el cabello.В Todo el hombre era ГЎngulos duros y huesos sobresalientes.В ParecГ­a casi un espantapГЎjaros.В Pero sus ojos eran agudos y conscientes.

HabГ­a vivido mucho tiempo y habГ­a visto muchas cosas.В HabГ­a sobrevivido a las purgas de la dГ©cada de 1980 y, cuando llegГі el cambio, en la dГ©cada de 1990, tambiГ©n sobreviviГі.В El GRU en sГ­ habГ­a quedado intacto, a diferencia de su pobre hermano pequeГ±o, el KGB.В El KGB habГ­a sido destrozado y dispersado al viento.

El GRU era tan grande y poderoso como siempre, tal vez mГЎs.В Y Oleg Marmilov, deВ cincuenta y ochoВ aГ±os, habГ­a desempeГ±ado un papel integral en Г©l durante mucho tiempo.В El GRU era un pulpo, la agencia de inteligencia rusa mГЎs grande, con sus tentГЎculos en operaciones especiales, redes de espionaje en todo el mundo, interceptaciГіn de comunicaciones, asesinatos polГ­ticos, desestabilizaciГіn de gobiernos, trГЎfico de drogas, desinformaciГіn, guerra psicolГіgicaВ yВ operaciones de bandera falsa, sin mencionar el despliegue de 25.000 tropas de Г©lite Spetsnaz.

Marmilov era un pulpo que vivГ­a dentro del pulpo.В Sus tentГЎculos estaban en tantos lugares, que a veces un subordinado acudГ­a a Г©l con un informe y se quedaba en blanco por un momento antes de recordar:

–Oh sí. Eso. ¿Cómo va?

Pero algunas de sus actividades estaban muy presentes en su mente.

Atornillado a la parte superior de su escritorio habГ­a un monitor de televisiГіn.В Para un estadounidense de la edad adecuada, el monitor parecerГ­a similar a los televisores que funcionan con monedas, que alguna vez adornaron las estaciones de autobuses interurbanos en todo el paГ­s.

En la pantalla, se mostraban imГЎgenes en directo de cГЎmaras de seguridad.В El hombre asumГ­a que habГ­a un retraso en la llegada de datos, posiblemente de medio minuto.В Por lo demГЎs, el metraje iba al momento.

Las imГЎgenes eran oscuras, habГ­a anochecido, pero Marmilov podГ­a ver lo suficientemente bien.В Una escalera de hierro que sube por el costado de una plataforma petrolera.В Un grupo de barracones de aluminio corrugado y maltratadas en una parcela de tierra frГ­a y ГЎrida.В Una pequeГ±a instalaciГіn portuaria en un mar helado, con un pequeГ±o y resistente barco rompehielos atracado.В No parece que haya gente en las imГЎgenes.

Marmilov mirГі al hombre de pie frente a su escritorio.

–¿Y bien? ¿Hay noticias?

El visitante era un hombre mГЎs joven, quien, a pesar de que vestГ­a un traje de negocios civil monГіtono y mal ajustado, parecГ­a estar en posiciГіn de firmes.В Se quedГі mirando algo en una distancia imaginaria, en lugar de mirar al hombre sentado delante de Г©l.

–Sí, señor. Nuestro contacto ha transmitido el mensaje de que se ha elegido un grupo de comandos. La mayoría de ellos están ya agrupados en el campo de aviación de Deadhorse, Alaska. Varios más, que representan la supervisión civil del proyecto, están de camino en un avión supersónico y llegarán en las próximas horas.

El hombre hizo una pausa. —A partir de entonces, probablemente pasará muy poco tiempo antes de que se despliegue la fuerza de asalto.

–¿Es fiable esta información? —preguntó Marmilov.

El hombre se encogió de hombros. —Proviene de una reunión secreta celebrada en la propia Casa Blanca. La reunión podría por supuesto ser una trampa, pero creemos que no. El Presidente estuvo presente, al igual que los miembros del mando militar.

–¿Conocemos el método de ataque?

El hombre asintió con la cabeza. —Creemos que desplegarán hombres rana, que nadarán hacia la isla artificial, emergerán debajo del hielo y llevarán a cabo el ataque.

Marmilov pensó en eso. —El agua debe estar bastante fría.

El hombre asintió con la cabeza. —Sí.

–Suena como una misión bastante difícil.

Ahora el joven mostró el fantasma de una sonrisa. —Los hombres rana llevarán un equipo submarino engorroso, diseñado para protegerlos del frío y nuestra inteligencia sugiere que llevarán sus armas en paquetes sellados. Cuentan con el elemento sorpresa, un ataque furtivo de buzos de élite altamente entrenados. Se pronostica que el clima será muy malo y volar será difícil. Hasta donde sabemos, no se planea ningún ataque simultáneo por mar o por aire.

–¿Pueden repelerlos nuestros amigos? —preguntó Marmilov.

–Teniendo en cuenta la advertencia anticipada de su aproximación y conociendo el método de ataque, es posible que nuestros amigos los estén esperando y los maten a todos. Después de eso…

El hombre se encogió de hombros. —Por supuesto, los estadounidenses dejarán caer el martillo. Pero eso no será asunto nuestro.

Oleg Marmilov le devolviГі la sonrisa al joven.В Dio otra calada al cigarrillo.

–Excepcional —dijo. —Mantenme informado de los acontecimientos.

–Por supuesto.

Marmilov señaló el monitor de su escritorio. —Y, naturalmente, soy un gran aficionado al deporte. Cuando comience la acción, veré cada momento en la TV.




CAPГЌTULO SIETE


00:45 horas, Hora del Este (20:45 horas, Hora de Alaska del 4 de septiembre)

Los cielos sobre la PenГ­nsula Superior

Michigan



El aviГіn experimental saliГі disparado a travГ©s del cielo negro.

Luke nunca habГ­a estado en un aviГіn como este.В Todo era inusual.В Cuando los integrantes del Equipo de Respuesta Especial se acercaron a la pista, las luces se apagaron.В No solo las luces del aviГіn en sГ­, sino las luces cercanas de la pista y del aeropuerto.В El aviГіn estaba depositado allГ­ en algo cercano a la oscuridad total.

Su fuselaje tenГ­a una forma extraГ±a.В Era muy estrecho, con una nariz caГ­da, como un pГЎjaro que sumerge su pico en el agua.В Los estabilizadores traseros tenГ­an una forma triangular extraГ±a que Luke no habГ­a visto antes.

En el interior, el diseГ±o de la cabina tambiГ©n era inusual.В En lugar de estar configurado como un tГ­pico aviГіn de empresa o del PentГЎgono, o incluso el jet del Equipo de Respuesta Especial, con asientos de tipo cubo y mesas desmontables, la cosa se habГ­a diseГ±ado como la sala de estar de alguien.

HabГ­a un largo sofГЎ seccional a lo largo de una pared, su respaldo alto bloqueaba donde normalmente habrГ­a pequeГ±as ventanas ovaladas.В HabГ­a dos sillones reclinables frente a Г©l y, entre el sofГЎ y los sillones, una pesada mesa de madera, como una mesa de cafГ©, atornillada al suelo.В MГЎs extraГ±o aГєn, directamente enfrente del sofГЎ habГ­a una televisiГіn extragrande de pantalla plana, bloqueando donde deberГ­a estar la otra hilera de ventanas.

Lo mГЎs curioso de todo, desde donde Luke estaba sentado en el sofГЎ, a su izquierda habГ­a un tabique de vidrio grueso.В Una puerta de cristal estaba tallada en el centro.В Al otro lado de la particiГіn habГ­a otra cabina de pasajeros, esta con asientos mГЎs tГ­picos de un pequeГ±o aviГіn de pasajeros.В Dos hombres estaban sentados dentro de esa cabina, discutiendo algo y mirando la pantalla de un ordenador portГЎtil.

El tabique de cristal era aparentemente a prueba de ruido, ya que los hombres parecГ­an estar hablando normalmente y Luke no podГ­a escuchar nada de lo que decГ­an.В Los hombres tenГ­an aspecto y porte militar, uno con chaqueta y corbata y otro conВ camisetaВ y vaqueros.В El hombre de laВ camisetaВ era grande y musculoso.

–Es un SST —dijo Swann. Estaba sentado en el sofá con Luke, justo al otro lado de Trudy Wellington, que estaba sentada entre ellos, estudiando documentos en su ordenador portátil. La mera existencia del avión parecía excitar a Swann de una manera que Luke no entendía muy bien.

–Supersónico, pero no un avión de combate, sino de pasajeros. Dado que los franceses se rindieron con el Concorde y los rusos se rindieron con el Tupolev, nadie en la Tierra ni siquiera reconocerá haber trabajado en aviones supersónicos de pasajeros.

–Supongo que alguien ha estado trabajando en este —dijo Luke.

Murphy, sentado en uno de los sillones reclinables, hizo un gesto con la cabeza hacia el tabique de cristal.

–Me pregunto quién son los monos que están detrás de la puerta número tres.

El gran Ed Newsam, tumbado como una gran montaña en el otro sillón reclinable, asintió lentamente. —Yo también, tío.

–No os preocupéis por eso —dijo Swann. Señaló la pantalla de televisión frente al sofá. La pantalla mostraba actualmente una imagen de un avión, bordeando la frontera norte de los Estados Unidos sobre el estado de Michigan. Los datos al pie de la imagen mostraban la altitud, velocidad y tiempo hasta el destino.

–Mirad esos números. Altitud 17.500 metros. Velocidad 2.100 kilómetros por hora, aproximadamente Mach 2, el doble de la velocidad del sonido. Llevamos en el aire poco más de treinta minutos y solo nos quedan unas dos horas y media para llegar. Absolutamente inimaginable para un avión de este tamaño, que imagino que tiene aproximadamente el mismo perfil que un Gulfstream típico. ¿Te imaginas el empuje que tiene que tener esta cosa para superar la resistencia? Y ni siquiera se ha escuchado una explosión sónica.

Se detuvo por un segundo y mirГі a su alrededor.

–¿Habéis escuchado algo?

Nadie le respondiГі.В Todos los demГЎs parecГ­an tener en mente el destino, la misiГіn y la naturaleza misteriosa de los dos hombres en la otra habitaciГіn.В La forma en que estaban llegando al destino era irrelevante.В Para Luke, el aviГіn era solo otro juguete de niГ±os grandes, probablemente demasiado caro.

Pero a Swann le encantaban sus juguetes. —Una observación sobre nuestra ruta de vuelo. Estamos de camino hacia el Ártico de Alaska y, de lejos, la forma más eficaz de llegar es cruzando Canadá con un movimiento en diagonal al noroeste a través de su corazón. Pero, en vez de eso, estamos bordeando la frontera. ¿Por qué?

–¿Porque nos gusta la ineficiencia? —dijo Ed Newsam y sonrió.

Swann ni siquiera entendió el chiste. Sacudió la cabeza. —No. Porque si cruzamos Canadá, tenemos que explicarles lo que es esta cosa, que se mueve a dos veces la velocidad del sonido, por encima de su espacio aéreo. Pueden ser uno de nuestros aliados más cercanos, pero no queremos contarles nada acerca de este avión. Eso me dice que está clasificado.

–En la práctica, —dijo Trudy, sin levantar la vista de su equipo—, tendremos que cruzar a Canadá en algún momento. Alaska no está unida al resto de los Estados Unidos.

Swann mirГі a Trudy.

–Ay, —dijo Ed. —Lección de geografía. Eso ha tenido que doler.

–¿Podemos hablar de otra cosa? —dijo Murphy. —¿Por favor?

Luke mirГі a Trudy Wellington, sentada a su lado.В Estaba acurrucada en el sofГЎ en una pose habitual en ella, con las piernas cruzadas debajo.В PodrГ­a estar sentada en el sofГЎ de su casa, comiendo palomitas de maГ­z y a punto de ver una pelГ­cula.В Su cabello rizado le colgaba y sus gafas rojas estaban en la punta de su nariz.В Se estaba desplazando por una pantalla.

–¿Trudy? —dijo Luke.

Ella levantó la vista. —¿Sí?

–¿Qué estamos haciendo aquí?

Ella lo mirГі fijamente.В Sus ojos encantadores se abrieron de sorpresa.

–La mejor suposición —dijo él. —¿Quiénes son los terroristas, qué quieren, por qué han atacado una plataforma petrolera y por qué ahora?

–¿Eso te va a ayudar? —contestó ella. —Quiero decir, ¿con la misión?

Luke se encogió de hombros. —Podría. Parece que estamos a ciegas acerca de todo y nadie parece interesado en iluminarnos ni un poco.

–O hablar con nosotros, en cualquier caso —dijo Murphy. Seguía mirando a los hombres al otro lado del cristal.

–Está bien —dijo Trudy. —Os voy a contar la parte fácil, primero. ¿Por qué atacar una plataforma petrolera y por qué ahora? Después haré una suposición muy confusa acerca de quiénes son y lo que quieren.

Luke asintió con la cabeza. —Somos todo oídos.

–Voy a suponer que nadie tiene conocimiento previo, —dijo Trudy.

Ed Newsam estaba tan relajado en su sillón que parecía que podría caerse al suelo. —Esa es probablemente la suposición más cierta que he oído en todo el día.

Trudy sonrió. —El Océano Ártico se está derritiendo —dijo. —La gente, los países, los medios de comunicación, las grandes corporaciones, todos debaten sobre los efectos a largo plazo del calentamiento global, o si es que existe. El consenso entre la gran mayoría de los científicos es que está pasando. Nadie está obligado a estar de acuerdo con ellos, pero lo que no se puede negar es que las capas de hielo polares, que en gran medida están congeladas desde el comienzo de la historia humana, ahora se están derritiendo, que lo están haciendo rápidamente y a un ritmo acelerado.

–Terrorífico —dijo Mark Swann. —El fin del mundo tal como lo conocemos.

–Y me siento bien —agregó Murphy.

Trudy se encogió de hombros. —No vayamos tan lejos. Quedémonos solo con lo que sabemos. Y lo que sabemos es que, cada año, el Océano Ártico tiene menos hielo que el año anterior. En poco tiempo, posiblemente dentro de nuestras vidas, puede que el hielo desaparezca completamente. Ya, la capa de hielo es más delgada y cubre menos superficie, durante menos meses del año, que en cualquier otro momento que sepamos.

–Y esto significa… —dijo Luke.

–Significa que el Ártico se está abriendo. Se abrirán rutas de envío que nunca antes habían tenido tráfico. En este lado del mundo, estamos hablando del Paso del Noroeste, que se extiende entre islas canadienses y que Canadá considera dentro de su territorio soberano. En el otro lado del Ártico, estamos hablando del Paso del Noreste, que bordea la costa norte de Rusia y que Rusia considera sus aguas territoriales. En particular, cuando el hielo se abra para siempre, el Pasaje del Noreste ruso se convertirá en la ruta de envío más corta y rápida entre las fábricas de Asia y los mercados de consumo en Europa.

–Y si los rusos lo controlan… —comenzó Murphy.

Trudy asintió con la cabeza. —Correcto. Controlarán la mayor parte del comercio mundial. Pueden gravarlo, cobrar aranceles y los puertos rusos, que han sido en su mayoría puestos avanzados congelados durante cientos de años, pueden convertirse repentinamente en puertos de escala.

–Y, si así lo desearan, podrían…

Trudy seguía asintiendo. —Sí, podrían cerrarlo. Mientras tanto, el Pasaje del Noroeste es un poco incierto. Si miras un mapa, realmente es parte de Canadá. Pero Estados Unidos quiere reclamarlo, potencialmente creando conflictos entre dos países vecinos, aliados a largo plazo y socios comerciales.

–Así que piensas que los rusos… —comenzó Ed.

Trudy levantó una mano. —Pero eso no es todo. Hay ocho países que rodean el Océano Ártico. Los Estados Unidos, Canadá y Rusia, por supuesto, pero también Suecia, Noruega, Islandia, Finlandia y Dinamarca. Dinamarca reclama la posesión del territorio de Groenlandia. Y la cuestión más importante es que se cree que un tercio de las reservas mundiales de petróleo y gas natural, que aún están sin explotar, se encuentran bajo el hielo del Ártico.

Todos la miraron.

–Todos quieren esos combustibles fósiles. Los países que no tienen reclamaciones válidas de territorios en el Ártico, como Gran Bretaña y China, también están participando en la acción, buscando construir alianzas y obtener derechos de perforación. China ha comenzado a referirse a sí misma como un país cercano al Ártico. Gran Bretaña ha comenzado a hablar mucho sobre sus socios del Ártico.

–Eso no explica quién lo hizo —dijo Luke.

Trudy sacudió la cabeza y sus rizos rebotaron un poco. —No. Como he dicho, primero os estaba contando la parte fácil. ¿Por qué atacar una plataforma petrolera en el Ártico y por qué ahora? La respuesta es que la carrera por los recursos naturales del Ártico está en marcha y que va a ser una carrera a muerte. Las personas van a ser asesinadas, de la misma forma en que las han estado asesinando desde que se descubrió el petróleo en Oriente Medio, a principios del siglo XX. El Ártico es un punto de inflexión emergente para la competición entre las principales potencias y, como resultado, para la violencia e incluso la guerra. Es lo que viene.

Luke sonriГі.В Trudy siempre parecГ­a tener las respuestas, pero a veces necesitaba que la sacudieran un poco para compartir sus conclusiones.

–Entonces… ¿quién ha sido?

Pero ella no estaba lista para jugar a ese juego.В Se limitГі a negar con la cabeza otra vez.

–Imposible decirlo con certeza. Hay más actores aparte de aquellos países involucrados. Hay grupos indígenas repartidos por todo el Ártico, como esquimales, aleut, inuit y muchos otros. Todos estos grupos están preocupados por el nuevo interés en el Ártico. Están preocupados por la pérdida de sus tierras, sus culturas y sus derechos tradicionales de caza. También están preocupados por los vertidos de petróleo y otros desastres medioambientales. En general, los pueblos indígenas no tienen una historia de buenas experiencias con países poderosos y grandes corporaciones. Están muy recelosos de lo que se avecina y algunos de los grupos que ya están radicalizados.

–Pero son lo suficientemente grandes y están bien entrenados…

–Por supuesto que no —dijo Trudy. —No por sí mismos. Pero no podemos dejar de pensar que cualquiera esté actuando por su cuenta. Hay docenas de grupos ecologistas, varios de los cuales también están radicalizados. Hay grandes corporaciones, especialmente compañías petroleras, compitiendo por un puesto. Hay países de Oriente Medio que se preguntan si la exploración petrolera en el Ártico está a punto de dejarlos en la estacada. Y, por supuesto, están Rusia y China.

–La pancarta —dijo Luke.

–Sí. La pancarta llama hipócritas y mentirosos a los Estados Unidos. Eso no nos dice mucho, pero su sencillez y la sintaxis ilegible indica que las personas que escribieron la pancarta no son hablantes nativos de inglés. Mientras tanto, la profesionalidad aparente del ataque sugiere, al menos, un alto nivel de formación, incluida el entrenamiento en clima frío y, probablemente, experiencia en combate.

Luke podГ­a ver a dГіnde se dirigГ­a con esto.

–La mayor parte de los países del Ártico son o bien estrechos aliados nuestros, como Canadá, Noruega y Suecia, o tienen relaciones entre neutras y amistosas con nosotros, como Islandia, Dinamarca y Finlandia. Y yo no creo que los rusos o los chinos nos atacarían directamente, sobre todo, no después de todo el problema reciente. Pero, ¿financiarían y entrenarían a un perro de presa, un grupo que, o bien se siente privado de sus derechos por nosotros, o prevea que están a punto de verse privados de sus derechos?

Ella hizo una pausa.

–Por supuesto que lo harían —dijo Swann.

Trudy asintió con la cabeza. —Podrían, simplemente.

–Entonces, ¿un nuevo grupo radical antiamericano, algo así como un Al Qaeda del Ártico?

Trudy se encogió de hombros. —No puedo asegurarlo. Podría ser un grupo o grupos indígenas armados y entrenados. Podrían ser supremacistas blancos del viejo mundo vikingo, que esperan ver restaurada la gloria de los países escandinavos. Demonios, podrían ser los separatistas de Quebec. No lo sé.

A la izquierda de Luke, la puerta de cristal de la otra cabina de pasajeros se abrió. Los dos hombres entraron. —Buenas conjeturas, Sra. Wellington —dijo el mayor de los dos hombres. —Probablemente equivocadas, pero a medida que avanza el escenario, bastante buenas, de todos modos.


* * *

El chico mГЎs joven vestГ­a vaqueros y unaВ camiseta.В Los pantalones abrazaban sus musculosas piernas.В LaВ camisetaВ envolvГ­a su musculoso pecho.В La camisa tenГ­a dos palabras en la parte delantera, muy pequeГ±as, blancas sobre fondo negro.

GET HARD.

–Chicos, soy el Capitán Brooks Donaldson, del Grupo de Desarrollo Especial de Guerra Naval de los Estados Unidos, a veces llamado DEVGRU, a menudo llamado SEAL Equipo Seis.

Estaba sosteniendo un traje de neopreno naranja grueso, completo con capucha, manos enguantadas y botas.В ExtraГ±o para un Navy SEAL, acababa de dejar una lata de refresco sobre la mesa.В Luke lo mirГі fijamente.В Cerveza de jengibre Dr. Peck.

–Quiero hablaros a todos un poco sobre la hipotermia. Es importante que pensemos en ello. Por lo que sabemos de congelación y su fisiología, nadie puede predecir exactamente con qué rapidez y a quién afectará la hipotermia y si va a matar cuando lo haga. Sabemos que hay más probabilidades de que mate a los hombres que a las mujeres y que es más letal para los delgados y musculosos, como todos los de esta sala, que para las personas con una gran cantidad de grasa corporal. Perdona menos a las personas que ignoran sus efectos. En otras palabras, si no estás preparado para afrontarla y no sabes qué hacer, te puede matar fácilmente.

A Luke ya no le gustaba dГіnde iba esto.В Nadie le habГ­a dicho que esperara nada sobre trajes de neopreno, hipotermia o los Navy SEAL que bebГ­an refrescos.В El hombre, Donaldson, seГ±alГі el traje de neopreno en sus manos.

–Este traje es vuestra primera línea de defensa contra la hipotermia. El traje de la demostración es de color naranja y vuestros trajes de operación serán de color negro, pero no dejéis que eso os distraiga. Solo imaginad que este es negro. En naranja o negro, o púrpura o rosa, o cualquier color en absoluto, son de última generación, probablemente los mejores trajes de inmersión en agua helada existentes en el momento actual. Proporcionan protección contra la flotación y la hipotermia. Sus características incluyen arnés de elevación, guantes aislantes de cinco dedos para calidez y destreza, almohada inflable para la cabeza, protector y sello facial hermético, muñecas y tobillos ajustables, neopreno ignífugo de 5 mm, silbato de gran alcance, bolsillo ligero y botines de suela gruesa antideslizante. Pero es un poco laborioso de poner y quitar en condiciones de tormenta. Y yo os voy a mostrar cómo hacerlo.

Todos en la cabina lo miraban.

–¿Alguna pregunta antes de comenzar?

Murphy levantГі una mano.

–Sí, agente…

–Murphy.

–Sí, agente Murphy. Dispara.

Murphy mirГі la lata de cerveza de jengibre sobre la mesa.В FrunciГі el ceГ±o, solo un poco.В Murphy era un irlandГ©s del Bronx.В Luke no tenГ­a claro lo que MurphyВ pensaba exactamente sobre la cerveza de jengibre, pero parecГ­a que noВ le gustaba.

–¿De qué estamos hablando aquí?

Donaldson parecía confundido. —¿Cómo que de qué estamos hablando?

Murphy asintió con la cabeza. Hizo un gesto hacia el traje naranja. —Sí. Eso. ¿Por qué nos lo cuentas? No somos SEAL. No somos buzos en absoluto. Newsam, Stone y yo somos todos ex Fuerzas Delta. Asalto aéreo. Yo era del 75 Regimiento de los Rangers antes de Delta, Stone era del 75 también, Newsam era…

Hizo una pausa y mirГі a Ed.В Ed estaba muy hundido en su silla.В UnВ poco mГЎs y resbalarГ­a al suelo.

–Del 82 Aéreo —dijo Ed.

–Aéreo —dijo Murphy. —De nuevo esa palabra. Nos puedes enseñar ese traje desde ahora hasta que aterricemos y toda la próxima semana, pero eso no nos va a convertir de repente en buceadores.

–Yo he hecho algo de buceo —dijo Ed.

Murphy lo mirГі fijamente.В Luke no estaba seguro, pero noВ recordaba haber visto nunca a nadie mirar a Ed de esa manera.В Murphy era un vehГ­culo sin marcha atrГЎs.

–Gracias —dijo. —Tus naufragios en Aruba realmente apoyan mi argumento.

Ed sonriГі y se encogiГі de hombros.

El SEAL asintió. —Entiendo lo que dices. Pero esta es una operación submarina. Vamos a salir del agua en un campamento temporal que acaba de ser construido sobre una capa de hielo flotante a dos kilómetros de la plataforma petrolera. Pensé que lo sabías.

Luke sacudió la cabeza. —Esta es la primera vez que lo escuchamos.

–No hay manera de entrar allí en barco —dijo Donaldson. —Tenemos que suponer que nuestros oponentes tendrán cubiertos todos los puntos de aproximación. Parecen disponer de armamento pesado. Cualquier bote que se abra camino a través del hielo hacia esa plataforma petrolera será atacado fuertemente.

–¿Podemos entrar desde el cielo? —preguntó Luke.

Donaldson sacudió la cabeza. —Aún peor. Se espera que una tormenta pase por esa zona en las próximas horas. No querrás caer del cielo durante una tormenta ártica, te lo prometo. Y aunque se despejara, entonces te tienen a tiro mientras bajas. Es como disparar a los patos. Solo hay una forma de entrar y es salir de debajo del hielo y tomarlos por sorpresa.

Él se detuvo. —Y vamos a necesitar toda la sorpresa que podamos conseguir. Por muy fuerte que entremos, tenemos que mantener al menos uno de los atacantes vivo.

–¿Por qué? —dijo Ed.

Donaldson se encogió de hombros. —Necesitamos saber qué querían estos hombres, cuál era su plan y si han actuado solos. Queremos saberlo todo sobre ellos. Suponiendo que no nos van a dejar una especie de manifiesto y puesto que nadie ha reivindicado la responsabilidad del ataque hasta el momento, tenemos que asumir que la única manera de conseguir la información es mediante la captura de al menos uno de ellos y preferiblemente más de uno.

Ahora, a Luke realmente no le gustaba.В Iban a entrar desde debajo del hielo y cuando subieran, se suponГ­a que capturarГ­an a alguien.В ВїY si fueran yihadistas que no se dejaran atrapar?В ВїY si peleaban hasta su Гєltimo aliento?

Toda la operaciГіn parecГ­a apresuradamente organizada y mal pensada.В Pero, claro, ВїcГіmo no iba a ser asГ­, cuando el plan era recuperar la plataforma petrolera la misma noche en que fue atacada y, de hecho, solo unas horas despuГ©s?

No tenГ­an informaciГіn sobre los atacantes.В No hubo comunicaciГіn.В No sabГ­an de dГіnde eran, lo que querГ­an, las armas que tenГ­an, o quГ© otras habilidades.В Ni siquiera sabГ­an lo que harГ­an los atacantes cuando fueran sorprendidos.В ВїMatarГ­an a todos los rehenes?В ВїSe suicidarГ­an volando la plataforma?В Nadie lo sabГ­a.

Por lo tanto, todo el grupo iba a ciegas.В Peor aГєn, se suponГ­a que el equipo de Luke era la supervisiГіn civil, pero iban a participar en una misiГіn bajo el agua, agua helada, algo para lo que no estaban entrenados.В Muy pocos y muy preciados soldados estadounidenses tenГ­an entrenamiento para la inmersiГіn en agua helada.

–Todo esto —dijo Murphy, —me parece FUBAR[2 - FUBAR. Acrónimo militar de “Fucked Up Beyond All Reason/Recognition/Repair”, que significa “Estamos jodidos sin remedio”. (Nota de la Traductora)].

Luke no estaba seguro de si estaba completamente de acuerdo.В Pero era consciente del hecho de que Murphy probablemente todavГ­a pensaba queВ lasВ malas decisiones deВ LukeВ habГ­an supuesto la muerte de todo su equipo de asalto enВ AfganistГЎn.

Si Murphy, o Ed, o incluso SwannВ oВ Trudy decidieran que querГ­an salir de esta misiГіn, Luke no se opondrГ­a.В La gente tenГ­a que tomar sus propias decisiones, no podГ­aВ decidir por ellos.

De repente, deseГі haber hablado con Becca antes de partir en este viaje.В Ahora era demasiado tarde.

–Tenemos menos de dos horas hasta nuestro destino —dijo el hombre mayor, echando un vistazo a su reloj. Miró a Donaldson, que todavía sostenía el grueso traje naranja. Luego hizo un movimiento giratorio con la mano, como si las agujas de un reloj se movieran rápidamente.

–Sugiero que inicies la demostración.




CAPГЌTULO OCHO


09:15 horas, Hora de MoscГє (22:15 horas, Hora de Alaska del 4 de septiembre)

ElВ Acuario

Sede de la DirecciГіn Principal de Inteligencia (GRU)

AerГіdromo de Khodynka

MoscГє, Rusia



El humo azul se elevГі hacia el techo.

–Hay una gran cantidad de movimiento —dijo el último visitante, un hombre barrigón con el uniforme del Ministerio del Interior. Su voz desmentía una cierta ansiedad. No se percibía en el timbre de la voz. No tembló ni se agrietó. Había que tener los oídos adecuados para escucharlo. El hombre tenía miedo.

–Sí —dijo Marmilov. —¿Esperarías menos de ellos?

Aunque la oficina no tenГ­a ventanas, la luz habГ­a cambiado a medida que avanzaba la maГ±ana. El cabello caГ­do y endurecido de Marmilov ahora parecГ­a una especie de casco de plГЎstico oscuro. Las luces del techo parecГ­an tan brillantes que era como si Marmilov y su invitado estuvieran sentados en el desierto al mediodГ­a y el sol proyectara sombras profundas en las fisuras talladas en la piedra antigua de la cara de Marmilov.

La gente a veces se preguntaba por quГ© un hombre con tanta influencia eligiГі dirigir su imperio desde esta tumba, debajo de este edificio sombrГ­o, desmoronado y en ruinas a las afueras del centro de MoscГє. Marmilov conocГ­a esta incГіgnita porque los hombres, especialmente los hombres poderosos, o aquellos que aspiraban a serlo, a menudo le hacГ­an esta misma pregunta.

–¿Por qué no una oficina arriba, en una esquina, Marmilov? Un hombre como usted, cuyo mandato supera con creces el GRU, ¿por qué no ser transferido al Kremlin, con una amplia vista sobre la Plaza Roja y la oportunidad de contemplar los hechos de nuestra historia y los grandes hombres que han venido antes? ¿O tal vez solo ver pasar a las chicas guapas? ¿O, al menos, una oportunidad de ver el sol?

Marmilov sonreía y decía: —No me gusta el sol.

–¿Y chicas bonitas? —podrían decir sus amables torturadores.

Ante esto, Marmilov sacudía la cabeza. —Soy un hombre viejo. Mi esposa es lo suficientemente buena para mí.

Nada de esto era cierto. La esposa de Marmilov vivГ­a a cincuenta kilГіmetros de la ciudad, en una finca que databa de antes de la RevoluciГіn. Apenas la veГ­a y ni ella ni Г©l tenГ­an problemas con este arreglo. En lugar de pasar tiempo con su esposa, vivГ­a en una moderna suite de hotel en el Ritz Carlton de MoscГє y se deleitaba con una dieta constante de mujeres jГіvenes, llevadas directamente hasta su puerta. Las pedГ­a como servicio de habitaciones.

HabГ­a oГ­do que las chicas y, por lo que sabГ­a, sus proxenetas tambiГ©n, se referГ­an a Г©l como el Conde DrГЎcula. El apodo lo hacГ­a sonreГ­r. No podrГ­an haber elegido uno mГЎs adecuado.

La razГіn por la que se quedaba en el sГіtano de este edificio y no se mudaba al Kremlin, era porque no querГ­a ver la Plaza Roja. Aunque amaba la cultura rusa mГЎs que a nada, durante su jornada laboral no querГ­a que sus acciones se contaminaran con sueГ±os del pasado. Y especialmente no querГ­a que se vieran perjudicadas por las desafortunadas realidades y las medias tintas del presente.

La visiГіn de Marmilov se concentraba en el futuro. Estaba empeГ±ado en ese pensamiento.

HabГ­a grandeza en el futuro. HabГ­a gloria en el futuro. El futuro ruso superarГ­a y luego eclipsarГ­a, los desastres patГ©ticos del presente y tal vez incluso las victorias del pasado.

El futuro se acercaba y Г©l era su creador. Г‰l era su padre y tambiГ©n su partera. Para imaginarlo completamente, no podГ­a permitirse distraerse con mensajes e ideas contradictorias. Necesitaba una visiГіn pura y para lograrlo, era mejor mirar a una pared en blanco que por la ventana.

–No, desde luego —dijo el hombre gordo, Viktor Ulyanov. —Pero creo que hay algunos en nuestro círculo que están preocupados por la actividad.

Marmilov se encogió de hombros. —Por supuesto.

Siempre habГ­a quienes estaban mГЎs preocupados por sus propios cuellos que por llevar a la gente a un futuro mГЎs brillante.

–Y hay algunos que creen que cuando el Presidente…

ВЎEl Presidente!

Marmilov casi se rio. El Presidente era un obstГЎculo en el camino hacia la grandeza de este paГ­s. Era un impedimento, uno de importancia menor. Desde que este Presidente tomГі las riendas de manos de su mentor alcohГіlico Yeltsin, la comedia de errores de Rusia habГ­a empeorado, no mejorado.

ВїPresidente de quГ©? ВЎPresidente de basura!

El Presidente tenГ­a que vigilar sus espaldas, como decГ­a el dicho. O pronto podrГ­a encontrar un cuchillo sobresaliendo por allГ­.

–¿Sí? —dijo Marmilov. —Preocupados por cuando el Presidente… ¿qué?

–Lo descubra —dijo Ulyanov.

Marmilov asintió y sonrió. —¿Sí? Lo descubre… ¿Qué pasará entonces?

–Habrá una purga —dijo Ulyanov.

Marmilov mirГі a Ulyanov, entrecerrando los ojos en la bruma de humo. ВїPodrГ­a el hombre estar bromeando? La broma no serГ­a que el descubrimiento de Putin llevarГ­a a una purga. Si se manejaba incorrectamente, por supuesto que sГ­. La broma serГ­a que, a estas alturas de los preparativos, Ulyanov y otros sin nombre, de repente, estuvieran pensando en tal cosa.

–El Presidente se enterará cuando sea demasiado tarde —declaró Marmilov simplemente. —El Presidente mismo será quien sea purgado —Ulyanov y cualquier otro por quien estuviera hablando, deberían saberlo. Ese había sido el plan desde el principio.

–Existe la preocupación de que estamos organizando un baño de sangre —dijo Ulyanov.

Marmilov sopló humo en el aire. —Mi querido amigo, no estamos organizando nada. El baño de sangre ya está organizado. Se organizó hace años.

AquГ­, en la guarida de Marmilov, un ordenador portГЎtil habГ­a brotado como un hongo al lado de la pequeГ±a pantalla de televisiГіn de su escritorio. El televisor aГєn mostraba imГЎgenes del circuito cerrado de cГЎmaras de seguridad en la plataforma petrolera. El ordenador portГЎtil mostraba transcripciones de comunicaciones estadounidenses interceptadas, traducidas al ruso.

Los estadounidenses estaban estrechando el cerco alrededor de la plataforma petrolera capturada. Un anillo de bases avanzadas temporales aparecГ­a en el hielo flotante, a pocos kilГіmetros de la plataforma. Los equipos de operaciones encubiertas estaban en alerta mГЎxima, preparГЎndose para atacar. Un jet supersГіnico experimental habГ­a recibido autorizaciГіn y habГ­a aterrizado en Deadhorse hace unos treinta minutos.

Los estadounidenses estaban listos para atacar.

–Nunca tuvimos la intención de mantener la plataforma bajo control durante mucho tiempo —dijo Marmilov. —Por eso usamos un proxy. Sabíamos que los estadounidenses recuperarían sus propiedades.

–Sí —dijo Ulyanov. —¿Pero la misma noche?

Marmilov se encogió de hombros. —Antes de lo esperado, pero el resultado será el mismo. Sus equipos de asalto iniciales se enfrentarán con el desastre. Un baño de sangre, como dices. Cuanto más grande, mejor. Su hipocresía con respecto al medio ambiente quedará expuesta. Y el mundo tendrá ocasión de recordar sus crímenes de guerra del pasado no muy lejano.

–¿Y cuánto de esto nos salpicará? —dijo Ulyanov.

Marmilov inhalГі otra calada profunda de su cigarrillo. Era como el aliento de la vida misma. SГ­, incluso aquГ­ en Rusia, incluso aquГ­ en el santuario interior de Marmilov, ya no puedes esconderte de los hechos. Los cigarrillos eran malos, como el vodka y el whisky. Entonces, Вїpor quГ© Dios los hizo tan placenteros?

Г‰l exhalГі.

–Eso está por ver, por supuesto. Y dependerá de los medios de comunicación que lo cubran en cada país. Pero las primeras informaciones serán, por supuesto, a nuestro favor. En general, sospecho que los eventos se reflejarán bastante mal en los estadounidenses y luego, un poco más tarde, se reflejarán mal en nuestro amado Presidente.

Hizo una pausa y lo pensó un poco más. —La verdad y los eventos lo confirmarán a medida que se desarrollen, cuanto peor sea el desastre, mejor será nuestra posición.




CAPГЌTULO NUEVE


23:05 horas, Hora de Alaska (4 de septiembre)

Campamento Helado de la Armada de EE.UU.

Seis kilГіmetros al norte del Refugio Nacional de Vida Silvestre del ГЃrtico

Dos kilГіmetros al oeste de la plataforma petrolera Martin Frobisher

Mar de Beaufort

OcГ©ano ГЃrtico



—De ninguna manera, tío. No puedo hacerlo.

La noche era negra.В Fuera de la pequeГ±a cГєpula modular, el viento aullaba.В Fuera caГ­a una lluvia helada.В La visibilidad se estaba deteriorando.В En poco tiempo, iba a estar cerca de cero.

Luke estaba cansado.В Se habГ­a tomado una Dexi cuando el aviГіn aterrizГі y otra hace unos momentos, pero ninguna le habГ­a hecho efecto.

Todo el asunto parecГ­a un despropГіsito.В HabГ­an viajado por el continente en una carrera loca, a velocidades supersГіnicas, la misiГіn estaba a punto de comenzar y ahora uno de sus hombres se estaba echando atrГЎs.

–Esto no pinta bien en absoluto.

Era Murphy quien hablaba, por supuesto.

Murphy no querГ­a ir a este emocionante paseo.

El campamento temporal en el hielo, bГЎsicamente una docena de cГєpulas modulares impermeables sobre una capa de hielo flotante, habГ­a surgido como hongos despuГ©s de una lluvia de primavera, aparentemente en las Гєltimas dos horas.В Era uno de varios campamentos como este, que rodeaba la plataforma petrolera a una distancia segura.В El establecimiento de varios campamentos en la periferia se hizo para el caso de que los terroristas estuvieran vigilando.В La actividad fue diseГ±ada para dificultarles saber de dГіnde vendrГ­a el contraataque.

Dentro de cada una de las cГєpulas, un agujero rectangular habГ­a sido cortado a travГ©s del hielo, aproximadamente del tamaГ±o y forma de un ataГєd.В El hielo en esta zona tenГ­a casi un metro de espesor.В Una plataforma, hecha de un material sintГ©tico similar a la madera, se habГ­a colocado alrededor de cada agujero.В Se habГ­an colocado bajo el agua unas luces de buceo, que le daban al agujero un color azul misterioso.В Ya se estaba formando hielo nuevo en la superficie del agua.

Luke y Ed estaban vestidos con sus trajes secos de neopreno, sentados en sillas cerca del agujero.В Brooks Donaldson estaba haciendo lo mismo.В Cada uno estaba siendo ayudado por dos asistentes, hombres con chaquetas de invierno de la Marina de los EE. UU., que se afanaban en ponerles el equipo.В Luke se quedГі quieto mientras un hombre montaba un compensador de flotabilidad alrededor de su torso.

–¿Cómo lo siente? —dijo el chico.

–Voluminoso, a decir verdad.

–Perfecto, es voluminoso.

Las manos de Luke aГєn no llevaban guantes.В TirГі de la cremallera impermeable a travГ©s de su pecho.В Estaba apretado y era difГ­cil de tirar, como deberГ­a ser.В AllГ­ abajo habГ­a agua frГ­a.В La cremallera hacГ­a un sello firme.В Pero eso significaba que iba a ser difГ­cil abrirla cuando llegaran al destino.

–¿Cómo se supone que abriré esta cosa? —preguntó.

–Adrenalina —dijo uno de los asistentes. —Cuando la mierda comienza a volar, los muchachos prácticamente se arrancan estos trajes con sus propias manos.

Ed rio, mirando a Luke.В Sus ojos decГ­an que no era tan gracioso.

–Oh, tío —dijo.

Murphy no se estaba riendo en absoluto.В HabГ­a venido con ellos desde Deadhorse, pero ni siquiera comenzГі el proceso de ponerse el traje.

–Esto es una trampa mortal, Stone —dijo—, como la última vez.

–No tienes nada que demostrar —dijo Luke—, ni a mí ni a nadie. Nadie está obligado a ir. No es como la última vez en absoluto.

La Гєltima vez.

La Г©poca en que ambos estaban en las Fuerzas Delta, destinados en el este deВ AfganistГЎn.В Luke era el lГ­der del escuadrГіn y no habГ­a neutralizado a un teniente coronel, ansioso de gloria, que los habГ­a llevado a todos, a todos menos a Luke y Murphy, a la muerte.

Eso era cierto, podГ­a haber abortado la misiГіn.В Eran sus muchachos; no sentГ­an ninguna lealtad en absoluto hacia el teniente coronel.В Si Luke les hubiera ordenado detenerse, la misiГіn se habrГ­a detenido.В Pero se habrГ­a enfrentado a un consejo de guerra por insubordinaciГіn.В HabrГ­a arriesgado toda su carrera militar, una carrera que, curiosamente, terminГі aquella noche de todos modos.

Murphy miró a Ed. —¿Por qué vas?

Ed se encogió de hombros. —Me gusta la emoción.

Murphy sacudió la cabeza. —Mira ese agujero, tío. Es como si alguien hubiera cavado tu tumba. Deja caer un ataúd ahí y estarás listo.

Murphy no era un cobarde, Luke lo sabГ­a.В Luke habГ­a participado en al menos una docena de tiroteos con Г©l en las Fuerzas Delta.В HabГ­a estado con Г©l en el tiroteo deВ Montreal, en el que salvaron la vida de Lawrence Keller y llevaron a los asesinos del Presidente David Barrett ante la justicia.В Incluso habГ­a tenido una pelea con Murphy encima de la llama eterna de la tumba de John F. Kennedy.В Murphy era un tipo difГ­cil.

Pero Murphy no quería ir. Luke podía ver que estaba asustado. Eso podría ser porque Murphy no estaba entrenado, pero podía ser porque…

–Está bien, chicos, ¡escuchad!

Un hombre corpulento, con un forro polar, habГ­a entrado en la cГєpula.В Durante una fracciГіn de segundo, mientras empujaba las pesadas cortinas de vinilo que formaban la esclusa hacia el exterior, el viento chillГі.В El rostro del hombre estaba rojo brillante por el frГ­o.

–Según tengo entendido, todos fuisteis informados en Deadhorse.

El chico se detuvo.В MirГі el asiento vacГ­o donde Murphy deberГ­a estar sentado.В Luego mirГі a Murphy.

Murphy sacudiГі la cabeza.

–No voy a ir.

El chico se encogió de hombros. —Haz lo que quieras. Pero esta es una operación clasificada. Si no vas, no puedes escuchar lo que voy a decir.

–Soy parte del equipo de supervisión civil —dijo Murphy.

El chico sacudió la cabeza. —Mis órdenes son que dos miembros del equipo de supervisión civil se quedan en el centro de mando en Deadhorse y el resto del equipo está preparado para entrar con los SEAL.

LevantГі las manos, como diciendo:В Es lo que hay.

–Si no estás en el centro de mando y no estás preparado, no creo que estés en el equipo.

Murphy sacudió la cabeza y suspiró. —Ah, demonios.

Se echГі sobre los hombros una pesada parka verde, encima de toda su gruesa ropa.

–Murph —dijo Luke. Llama a Swann y Trudy. Te llevarán en un helicóptero.

El chico nuevo sacudió la cabeza. —Los helicópteros están en tierra. La tormenta viene con fuerza y no queremos ningún accidente por ahí. La misión ya es suficientemente mala.

Murphy maldijo por lo bajo y saliГі por donde acababa de entrar el hombre. El vinilo se agitГі y el viento volviГі a chillar.В El hombre vio irse a Murphy, luego mirГі a los tres buzos restantes.

–Está bien —dijo. —Esta es una inmersión en hielo, por la noche, en medio de una tormenta, en un entorno elevado. No se me ocurre una misión más peligrosa. Hace un año, perdimos a dos buzos experimentados en un entorno similar de hielo, pero fue una inmersión de entrenamiento durante el día, no había tormenta y estaban atados a su base de operaciones. ¿De acuerdo? Deberíais saberlo.

ВїNadaban hacia un tiroteo?В dijo Ed.

El hombre solo lo mirГі.В No estaba de humor para chistes.В Luke sintiГі lo mismo.В No habГ­a nada gracioso en esto.

–Como probablemente hayas notado, esta no es una inmersión atada. Durante gran parte de la natación, el hielo sobre vuestras cabezas será muy compacto. No querrás tener contacto con él. Deberás ir cinco metros por debajo, mantener una flotabilidad neutral y un buen nivel de ajuste.

HabГ­a cuatro propulsores de nataciГіn a sus pies.В Eran, bГЎsicamente, pequeГ±os torpedos elГ©ctricos, alimentados por baterГ­as.В Cada buzo sostendrГ­a el mango de un vehГ­culo con una mano y la propulsiГіn lo llevarГ­a a su destino mucho mГЎs rГЎpido y con mucho menos esfuerzo de lo que podrГ­a nadar solo.

El hombre cogió uno con ambos brazos. —¿Quién de vosotros ha usado uno de estos?

Las tres manos se levantaron.

El hombre asintió con la cabeza. —Bien. Normalmente, usaríamos vehículos submarinos Mark 8, cada uno con dos o cuatro hombres, pero no pudimos traerlos a tiempo y el entorno es difícil para desplegarlos. Así que vamos con los propulsores de mano. ¿De acuerdo?

Г‰l se detuvo, pero nadie dijo una palabra.В Era lo que habГ­a, no importaba si estaban de acuerdo o no.

–Vigilad vuestra brújula. Os dirigís hacia el este. Hay otros diecisiete tipos… Miró de nuevo a la silla vacía de Murphy. —Dieciséis hombres más allá abajo. Moveos con el flujo del tráfico. Este grupo es el de supervisión, por lo que estáis en la retaguardia. Si os confundís u os perdéis, el camino de regreso es hacia el oeste. Este campamento está iluminado como un árbol de Navidad allí abajo, así que dirigíos a las luces.

LevantГі un casco impermeable, con visera y mГЎscara.

–Vuestro casco tiene comunicación bidireccional por radio. Mantened la charla al mínimo. Escuchad a los líderes delanteros. La visibilidad va a ser baja, vuestros oídos pueden salvaros, vuestras bocas pueden mataros.

Los mirГі fijamente a todos.

–No hay apoyo, ni aéreo ni anfibio. La cosa podría ponerse fea. Mantened un ojo hacia arriba. Cuando notéis el aire libre, ya casi estáis allí. Cuando lleguéis al borde del hielo, apagad los faros delanteros. La idea, caballeros, es pillarlos por sorpresa.

El hombre levantГі una ametralladora MP5 con un cargador pre-montado.В El arma estaba envuelta en plГЎstico grueso y translГєcido.В LevantГі un paquete de tres granadas, envuelto de la misma manera.

–Estas cosas están fuera de su elemento en este momento. Es un embalaje cien por cien resistente al agua. Cuando lleguéis a tierra, usad vuestros cuchillos para abrirlo.

Él sonrió, luego sacudió la cabeza. —Si es necesario, usad los cuchillos para cortar también esos trajes.

Luke mirГі a Ed.В Ed hizo una mueca, una divertida expresiГіn facial que Luke nunca lo habГ­a visto hacer antes.В ParecГ­a un niГ±o en la escuela primaria, cuando la maestra sugerГ­a que la clase cantara algunos villancicos.

Los asistentes detrГЎs de Ed levantaron su casco y luego dejaron que se acomodara en su cabeza.В Su aliento empaГ±Гі la visera.

Los asistentes detrГЎs de Luke estaban a punto de hacer lo mismo.

–¿Alguna pregunta? —dijo el hombre del frente.

ВїQue estamos haciendo?,В le vino a la mente.

–Bueno. Entonces vamos allá.


* * *

Murphy estaba de mal humor.

–Estoy harto de esta misión, Swann. Nunca me agradó la gente de la Marina y ahora realmente no me gustan.

Las comunicaciones estaban bien, a pesar de la tormenta. Swann se lo había explicado, pero Murphy no lo había escuchado todo. Algo sobre las antenas integradas en estas cúpulas, más las señales de satélite que penetraron la cubierta de nubes en rápido movimiento y la precipitación, más el cifrado irrompible por el que Swann era conocido…

Lo que fuera.

EsperГі la demora, mientras la seГ±al rebotaba, para que los terroristas no pudieran rastrear y escuchar.

Murphy estaba harto, irritado.В Г‰l no era un buzo yВ Stone y Newsam, tampoco.В Los SEAL habГ­an estado entrenando con equipos de buceo de Г©lite en las aguas heladas de Noruega y Suecia durante los Гєltimos aГ±os.В Mientras tanto, el Equipo de Respuesta Especial, que no estaba preparado, habГ­a sido agregado a esta misiГіn como una especie de adorno llamativo.

La forma en que ese tipo grande había mirado la silla vacía… luego a Murphy… luego otra vez a la silla. Tenía suerte de que ambos estuvieran en el mismo equipo. Murphy con gusto habría remodelado la cara del chico con esa silla.

–Sí, no lo entiendo —dijo finalmente Swann. —Estamos más o menos como escaparates aquí, en el control de la misión. Nadie quiere supervisión civil sobre esto, quieren un sello de goma. Nos han puesto en nuestra propia oficina, lejos de todos los demás, con un par de ordenadores y una máquina de café.

Murphy sonrió. Podía imaginarse a los endurecidos oficiales SEAL y de Operaciones Especiales recibiendo una carga de Swann, el monstruo informático alto, desgarbado, de pelo largo y con gafas y el joven y tierno bocado Trudy Wellington y pensando…

Nada.В Los motores que alimentan el tГ­pico cerebro militar se detendrГ­an.В La sola vista de Swann serГ­a suficiente para verter azГєcar en el depГіsito de gasolina.

Ponedlos en otra habitaciГіn, en algГєn lugar fuera de la vista.

–Esos tipos se van a matar allí abajo. Traté de decírselo a Stone, pero luego un tonto de la Armada me echó porque la sesión informativa estaba clasificada.

–¿Dónde estás ahora? —dijo Swann.

Murphy mirГі a su alrededor.В Estaba dentro de una cГєpula vacГ­a, sentado en una silla donde hasta hace poco debГ­a haber habido un Navy SEAL.В El agujero en el hielo brillaba azul.В HabГ­a una cГєpula de mando por aquГ­, en algГєn lugar y despuГ©s de que entraron los SEAL, el personal de soporte debГ­a haber ido allГ­ para ver las seГ±ales de radar moviГ©ndose debajo de la capa de hielo.

–Estoy en el infierno —dijo Murphy. —Un infierno helado.

Se oyГі la voz de Trudy.В Era musical, como dedos que acarician ligeramente las teclas de un piano.

–¿Qué quieres hacer? —dijo ella.

La respuesta era bastante fГЎcil: Murphy querГ­a desaparecer, querГ­a abandonar este pГЎramo ГЎrtico, esta atrocidad terrorista sin sentido, fuera lo que fuera, ir aВ Gran CaimГЎn, coger sus dos millones y medio de dГіlares en efectivo y simplemente evaporarse.

Sin embargo, era mГЎs fГЎcil decirlo que hacerlo.В Iba a necesitar planificaciГіn y tiempo para diseГ±ar una desapariciГіn como esa, un tiempo que no tenГ­a.В Don todavГ­a querГ­a que pasara seis meses enВ Leavenworth,В a cambio de una baja honorable.В Mientras tanto, Wallace Speck estaba bajo custodia, fuera del alcance de Murphy y podГ­a comenzar a decir cosas comprometedoras en cualquier momento.

El peor de los escenarios serГ­a que Murphy llegara a Leavenworth en el momento exacto en que Speck mencionara su nombre.

Naturalmente, estas no eran cosas de las que Murphy pudiera hablar con Mark Swann y Trudy Wellington.В Pero habГ­a cosas de las que sГ­ podГ­a hablar.В Swann y Trudy podrГ­an ayudarlo, no a salir de aquГ­, sino a adentrarse mГЎs.

Stone estaba equivocado.В Murphy sГ­ tenГ­a algo que demostrar, siempre tenГ­a algo que demostrar.В Tal vez no a Stone y tal vez no a ese entrenador SEAL con cerebro de CromaГ±Гіn, sino a sГ­ mismo.В Esta misiГіn lo habГ­a llevado por el camino equivocado.В Se habГ­an catapultado por todo el paГ­s a gran velocidad, Вїpara quГ©?В Una operaciГіn a medio cocer que era un desastre, incluso antes de comenzar.В ВїQuiГ©n soГ±Гі esto, Wile E. Coyote?В Era laВ operaciГіn de rescate de la embajada deВ IrГЎn, segunda parte, esta vez con hielo en lugar de arena.

Que pareciera tan mal y apresuradamente diseГ±ada irritaba a Murphy.В El hecho de que Stone lo hubiera aceptado lo irritaba aГєn mГЎs.В El hecho de que Newsam lo acompaГ±ara elevaba su irritaciГіn por las nubes.

El hecho de que él, Murphy, no pudiera meterse en ese traje de buceo claustrofóbico y escalar a través de esa tumba en el hielo añadía un poco de humillación a la mezcla. Y la forma en que ese descerebrado miró su silla…

Las manos de Murphy se apretaron y aflojaron.В HabГ­a llegado a la conclusiГіn hace mucho tiempo de que, en parte, el motivo de unirse al ejГ©rcito y luego a las Fuerzas Delta, era hacer algo constructivo con su ira.

Г‰l conocГ­a su historia.В HabГ­a estudiado a asesinos hГЎbiles y prolГ­ficos de guerras pasadas.В Audie MurphyВ en la Segunda Guerra Mundial.В Bloody Bill Anderson durante la Guerra Civil Americana.В Gran parte de lo que impulsaba a esos tipos era la ira.

En su mente, podГ­a ver a Audie Murphy enВ Colmar, de pie, solo, encima de un tanque en llamas, derribando a decenas de alemanes con una ametralladora calibre 50, mientras recibГ­a fuego enemigo continuo.

Murphy, Newsam y Stone habГ­an tomado Dexis un rato antes.В Murphy estaba cansado y habГ­a tomado dos.В Estaban empezando a hacer un fuerte efecto en este momento.В PodГ­a sentir que su corazГіn comenzaba a latir y su respiraciГіn se aceleraba.В Los artГ­culos dentro de esta cГєpula comenzaron a saltar hacia Г©l con exquisito detalle.В ReprimiГі el impulso de ponerse de pie y hacer un montГіn de saltos.

PodrГ­a matar a alguien ahora mismo, a muchos.В Y lasВ Islas CaimГЎnВ estaban muy lejos, fuera del alcance por el momento.В Stone y Newsam acababan de lanzarse a la versiГіn submarina de la ExpediciГіn Donner, una misiГіn suicida congelada que solo podГ­a terminar en desastre.В HabГ­a un grupo de terroristas que ya habГ­an matado a personas inocentes; los hombres que mantenГ­an secuestrada esa plataforma petrolera eran malos y nadie iba a molestarse mucho si morГ­an.

La mente de Murphy comenzó a acelerarse. Swann y Trudy habían sido desterrados a su propia oficina y eso no era necesariamente algo malo. Ambos eran magos de la tecnología. Si sus comunicaciones no estuvieran en cuarentena… un gran si, pero…

–¿Murph? ¿Qué quieres hacer?

Los ojos de Murphy disparaban rayos lГЎser.В Sus manos podГ­an lanzar bolas de fuego ardiente.В Era imparable ahora, como siempre lo habГ­a sido.В Todos estos aГ±os en combate y casi nunca habГ­a recibido un rasguГ±o.В Era sorprendente cГіmo iban encajando las cosas en su cabeza.

–Quiero un bote —dijo, sin darse cuenta de lo de que decía. —Quiero armas, apoyo de drones y orientación a través de la tormenta hacia esa plataforma petrolera.

Hizo una pausa, su mente se movГ­a tan rГЎpido ahora, en puras imГЎgenes, que apenas podГ­a articular los pensamientos en palabras.

–Quiero participar en el juego.


* * *

Luke saltГі al agujero oscuro.

Cayó a través de un fino brillo helado, a un mundo submarino surrealista. En un instante, el ambiente utilitario el vestuario de la cúpula desapareció, reemplazado por esto…

El mar era azul oscuro, desapareciendo en un vacГ­o negro debajo de Г©l.В Sobre su cabeza, el hielo era de un color blanco azulado, con rectГЎngulos radiantes de luz blanca brillante que marcaban dГіnde estaban las cГєpulas, donde los agujeros habГ­an sido cortados a travГ©s del hielo.

Era un lugar extraГ±o.

PodrГ­a ser un astronauta que navegaba sin gravedad por el espacio profundo.

Lo mГЎs apremiante que notГі fue el frГ­o.В No era el frГ­o gГ©lido de saltar al ocГ©ano a finales de otoГ±o.В No lo penetrГі.В El traje seco era perfectamente efectivo para evitar el agua helada, que lo matarГ­a en unos momentos.

En ese sentido, no tenГ­a frГ­o.В Pero podГ­a sentir el frГ­o a su alrededor, contra el exterior del espeso neopreno.В Su piel estaba frГ­a.В Era como si el frГ­o estuviera vivo y tratara de penetrar para llegar a Г©l.В Si encontraba la manera, morirГ­a aquГ­ abajo.В Era asГ­ de sencillo.

El Гєnico sonido que podГ­a escuchar era su propia respiraciГіn, fuerte en sus oГ­dos.В Se dio cuenta de que era rГЎpida y poco profunda y se concentrГі en desacelerarla y profundizarla.В La respiraciГіn superficial era el comienzo del pГЎnico.В El pГЎnico te hacГ­a perder la cabeza.В En un lugar como este, te harГ­a perder la vida.

RelГЎjate.

Luke puso en marcha su propulsor cilГ­ndrico, parecido a un torpedo y avanzГі suavemente hacia adelante.

Adelante, el grupo de buzos avanzaba, sus faros iluminaban la oscuridad y proyectaban sombras espeluznantes.В Luke casi esperaba que un tiburГіn gigante, un megalodГіn prehistГіrico, apareciera repentinamente en la oscuridad frente a ellos.

Cuando dejaron atrГЎs el campamento, notГі que el mar se movГ­a, se agitaba y que el grueso techo de hielo sobre sus cabezas se ondulaba y surgГ­a como tierra bajo el efecto de un poderoso terremoto.В Г‰l y Ed avanzaban uno al lado del otro, viajando a travГ©s de las fuertes corrientes, con los propulsores de buceo en sus manos haciendo la mayor parte del trabajo.

Luke sintiГі que lo empujaban, sintiГі los intentos del agua de ponerlo boca abajo, o enviarlo tambaleГЎndose contra Ed, pero rodГі con Г©l y siguiГі adelante.

MirГі a Ed.В Ed tenГ­a una buena postura, su cuerpo casi horizontal, inclinado hacia adelante solo un poco, su cabeza hacia arriba.В Luke no podГ­a ver la cara de Ed debajo del casco.В El efecto era impresionante.В Ed podrГ­a ser un impostor o una mГЎquina.

Unos susurros comenzaron a llegar a travГ©s de la radio del casco.В Luke apenas podГ­a escucharlos y no podГ­a entender lo que decГ­an.В El sonido de su aparato de respiraciГіn era mucho mГЎs fuerte que la radio.В SerГ­a difГ­cil comunicarse.

MirГі hacia atrГЎs.В Las luces que penetraban en la oscuridad desde arriba se desvanecГ­an en la distancia.В Ya habГ­an dejado atrГЎs el campamento base.

El tiempo entrГі en un extraГ±o estado de fuga.В EchГі un vistazo a su reloj.В HabГ­a configurado el temporizador de la misiГіn justo antes de tirarse al agua.В HabГ­an pasado poco mГЎs de diez minutos desde ese momento.

Pasaron el borde de la capa de hielo y el techo sobre ellos se volviГі oscuro, casi negro, salpicado de bloques de hielo en movimiento.В Todo se oscureciГі ahora, iluminado solo por sus propios faros y los faros delante de ellos.

Ya estaban cerca y habГ­a sucedido mucho mГЎs rГЎpido de lo que esperaba.

Calma… calma.

PasГі al lado de un pequeГ±o dispositivo, brillando verde en la oscuridad.В Era una caja de metal, tal vez a diez metros a su derecha.В TendrГ­a como un metro de alto y medio metro de ancho.В HabГ­a controles de varios tipos a lo largo de uno de los lados.В Era lo suficientemente pequeГ±o y estaba lo suficientemente lejos como para que casi hubiera pasado sin verlo en absoluto.

Era un robot, lo que Luke conocía como un vehículo submarino, operado de forma remota, o ROV. Estaba unido a una gruesa correa amarilla, que desaparecía en la distancia negra hacia el norte. La correa era probablemente su principal fuente de electricidad. Probablemente, también contenía los cables que lo controlaban y a través de los cuales enviaba datos a… ¿a dónde?

TenГ­a un gran ojo redondo, probablemente la lente de una cГЎmara.

ВїNadie mГЎs se habГ­a dado cuenta?

TratГі de girar en esa direcciГіn, pero su impulso lo llevГі mГЎs allГЎ, antes de que pudiera acercarse.В Ed se girГі para mirarlo.В Luke tratГі de seГ±alar el ROV, pero ahora estaba muy por detrГЎs de Г©l y el traje y el equipo eran demasiado voluminosos.

DeberГ­an regresar, coger esa cosa y al menos inspeccionarla.В Nadie les habГ­a dicho nada sobre un despliegue de cГЎmaras con control remoto en esta misiГіn.В Estaba enviando imГЎgenes a alguien.

Necesitaban cortar esa cuerda.

El murmullo dentro de su casco se hizo mГЎs fuerte ahora, pero de alguna manera todavГ­a no podГ­a entender las palabras.В Uno por uno, los faros delanteros se apagaron, marcando el comienzo de la oscuridad total.

Los primeros comandos estaban llegando a la costa.

Luke mirГі hacia atrГЎs por Гєltima vez.В Las luces del campamento estaban muy lejos, como estrellas en el cielo nocturno.В Si te perdГ­as, se suponГ­a que tenГ­as que ir hacia ellas.

El robot verde se moviГі, ya muy atrГЎs, mirГЎndolo.В A esta distancia, podrГ­a ser nada mГЎs que un pedazo de bioluminiscencia verde.

LevantГі la mano para apagar su faro.В A su izquierda, la luz de Ed se apagГі.

Y fue entonces cuando comenzaron los gritos.


* * *

Murphy odiaba a todo el mundo.

Se dio cuenta de esa verdad, estaba furioso y se dejГі llevar por la ira.В Era un mundo frГ­o y enfermo y no merecГ­a nada mГЎs que su completo desdГ©n.В DesdГ©n y odio.В El odio lo guiaba.В El odio lo alimentaba y lo mantenГ­a.В El odio lo protegГ­a del daГ±o.

No podГ­as matar tontorrones militares oficiosos que te echaban de las reuniones y se burlaban de ti con sus ojos.В Eso iba contra las reglas, te llevarГ­a a la cГЎrcel.В PeroВ podГ­asВ matar al enemigo.

Condujo el pequeГ±oВ bote fluvial de la Armada aВ travГ©s de la tormenta.В El bote no estaba construido para las aguas del ГЃrtico, pero servirГ­a para una loca carrera de kamikaze.

Se impulsaba con dos grandes motores diГ©sel gemelos, de 440 caballos de potencia.В El casco era de aluminio con armadura de placas.В La borda era de espuma de cГ©lulas sГіlidas de alta resistencia.В Las olas heladasВ aquГ­ eran enormes, chocando contra la proa.В Golpeaban el bote a travГ©s de trozos de hielo, haciendo sonidos desgarradores cada vez.В El viento gritaba en sus oГ­dos.

Estaba en la cabina, detrГЎs de una pared blindada.В Un lanzagranadas de humo y un gran caГ±Гіn de cadena de calibre 50 estaban montados en la proa, a tres metros delante de Г©l.В El caГ±Гіn de cadena destrozarГ­a en pedazos un vehГ­culo blindado, pero no tenГ­a idea de si iba a funcionar: se estaba congelando y el agua salada y helada estaba rociando todo el lugar.В AdemГЎs, este no era un bote para un solo hombre, tendrГ­a que abandonar la cabina para llegar al arma.

Las luces del bote estaban apagadas y Г©l corrГ­a a travГ©s de la oscuridad absoluta.В Llevaba gafas de visiГіn nocturna, pero el mundo verde que mostraban no le decГ­a nada.В Olas monstruosas, agua negra helada y espuma blanca contra el cielo negro.В Estaba corriendo ciego en medio de la furia de la tormenta.

Se deslizГі por la cara de un oleaje, el bote se estrellГі contra el agua en el fondo como si estuviera en una carrera de troncos.В Los barcos a veces bajaban por fuertes olas y se zambullГ­an directamente bajo el agua, y nunca mГЎs se los volvГ­a a ver.В Г‰l lo sabГ­a.В No querГ­a pensarlo.

–¡Swann! —gritó en la oscuridad. —¿Dónde estoy?

Esta cosa estaba equipada con radar, sonda, GPS, radio tГЎctica VHF y una gran cantidad de otros sensores y sistemas de procesamiento, pero Murphy apenas podГ­a dirigir el bote, mucho menos interpretar todos los datos que recibГ­a. Swann, supuestamente, estaba rastreando su posiciГіn con respecto a la plataforma petrolera.

Una voz crujiГі en sus auriculares.

–¡Swann!

–¡Ve al norte! —escuchó la voz gritar. —Norte noreste. Estás siendo empujado hacia el sur.

Murphy comprobГі la brГєjula.В Apenas podГ­a verla.В GirГі un poco el timГіn del barco hacia la izquierda, alineГЎndose mГЎs hacia el norte.В No tenГ­a idea de a dГіnde iba.В Algo podrГ­a aparecer justo frente a Г©l, podrГ­a chocar sin haberlo visto.

No tenГ­a ningГєn plan.В Nadie sabГ­a que vendrГ­a, ni siquiera sus propios muchachos.В Swann y Trudy eran los Гєnicos que sabГ­an que habГ­a cogido este bote.В Eran los Гєnicos que sabГ­an que Г©l se habГ­a enfundado rГЎpidamente en la armadura corporal y habГ­a cargado el barco con armas y municiones.В Eran los Гєnicos que sabГ­an dГіnde estaba, ni siquiera Г©l mismo sabГ­a dГіnde estaba.

Y casi no le importaba.

No le importaba de quГ© lado estaba.

Estaba vacГ­o, vaciado.

Era el efecto de la Dexedrina y la adrenalina.

Había terroristas por ahí, chicos malos y él era el bueno. Él era el vaquero y ellos los indios. Él era el policía y ellos los ladrones. Eran el FBI y él era John Dillinger. Eran Batman y él el Joker. Él era Superman y ellos eran… cualquiera.

No importaba quiГ©n era quiГ©n y quГ© era quГ©.

Eran el otro equipo y Г©l iba a embestir este bote hasta sus gargantas.В Si vivГ­a, vivГ­a.В Si morГ­a, morГ­a. AsГ­ es como siempre habГ­a entrado en combate y siempre habГ­a salido por el otro lado, con total confianza

No le importaba mucho la vida, ni la suya ni la de cualquier otra persona.

Estaba muerto por dentro.

Ahora, en momentos como este, era cuando se sentГ­a vivo.

–¡Este! —gritó Swann. —¡Directamente al este!

Murphy se dirigiГі suavemente hacia la derecha.

–¿Cuánto de lejos? —gritó.

–¡Un minuto!

Un extraГ±o escalofrГ­o recorriГі a Murphy.В Se estaba congelando.В Demonios, estaba prГЎcticamente congelado.В Incluso con ropa de invierno, una gran parka, guantes gruesos, un sombrero y la cara cubierta, estaba congelado.В Su ropa estaba empapada.В Estaba temblando, tal vez por el frГ­o, tal vez por la nueva oleada de adrenalina.

Este era el juego.В AsГ­ era.

AquГ­ mismo.В Se estaba acercando.

Le dio aГєn mГЎs aceleraciГіn al bote.В Se asomГі a la penumbra.В La tormenta se levantaba a su alrededor.В EstabilizГі sus piernas y se agarrГі al timГіn cuando el bote fue golpeado de lado a lado.

Ahora, podГ­a ver algunas luces allГЎ afuera.В Y podГ­a escuchar algo.

ВЎPop!В ВЎPop!В ВЎPop!

Eran disparos.

–¡Ve más despacio! —gritó Swann. —¡Estás a punto de tocar tierra!

Frente a Murphy, de repente aparecieron unas luces brillantes.

Avanzaba rГЎpido, demasiado rГЎpido, Swann tenГ­a razГіn.В La costa estaba justo allГ­.

Pero el barco estaba diseГ±ado para aterrizajes en la playa.

No habГ­a forma de detenerse de todos modos.В Murphy acelerГі al mГЎximo y se preparГі para el impacto.


* * *

Un hombre muerto flotaba en el agua sobre la cabeza de Luke.

Luke mirГі al hombre.В Era un SEAL en plena marcha, disparado mientras intentaba salir del agua.В Se movГ­a de un lado a otro, dando vueltas como algas en las corrientes crecientes.В Sus brazos y piernas se agitaban al azar, como espagueti recocido.

Se hundiГі hacia Luke.

La sangre saliГі de mГєltiples agujeros en el cuerpo del hombre y manchГі el agua de rojo.В Luke sabГ­a que la hemorragia no durarГ­a mucho, ahora que el traje seco del hombre estaba abierto y estaba expuesto al frГ­o, se iba a congelar muy rГЎpidamente.

Una luz blanca cegadora brillaba desde arriba.В Hace un momento, seВ habГ­anВ encendido las lucesВ terrestres, iluminando el agua.В Los SEAL estaban expuestos y no parecГ­a que nadie hubiera salido del agua todavГ­a.

OlvГ­date de quitarte el traje seco.В OlvГ­date de sacar las armas de sus bolsas impermeables a la intemperie.В OlvГ­date de orientarte y tomar la iniciativa.В OlvГ­date de un ataque sorpresa.

El enemigo no estaba sorprendido en absoluto.В Estaban colocados allГ­, disparando al agua.

SabГ­an que vendrГ­an los SEAL.В Se habГ­an anticipado al asalto submarino.В La imagen volviГі a pasar por la mente de Luke: ese robot, con una cГЎmara incrustada, brillando verde en el agua oscura.

Fue una emboscada.В SerГ­a como pescar en un barril.

Luke, veinte metros por debajo de la superficie, vio que las balas penetraban en el agua helada sobre su cabeza, luego perdГ­an impulso a medida que se acercaban.

Dentro del auricular de Luke, alguien gritГі.

Ed seguГ­a a su lado.В EmpujГі a Ed con fuerza.В Ed se girГі para mirar y Luke seГ±alГі hacia atrГЎs y hacia abajo.В MГЎs adentro.В Necesitaban retirarse e ir mГЎs profundo.В En un momento, esos tipos arriba notarГ­an que las balas no estaban alcanzando sus objetivos y comenzarГ­an a disparar armas mГЎs pesadas y poderosas.

–¡Abortar! —gritó alguien en el casco de Luke. Fue la primera vez que un mensaje llegó claramente. —¡Abortar!


* * *

El bote se deslizГі hacia la isla y cruzГі el suelo helado.

La desaceleraciГіn fue instantГЎnea.В El sonido del metal raspando la roca era horrible.В Murphy fue arrojado como una muГ±eca de trapo.В VolГі sobre la consola de control y saliГі de la cabina.В Sus piernas quedaron atrapadas en la consola y lo voltearon boca abajo.

SaliГі lanzado y aterrizГі de espaldas en la proa del bote.В Su cabeza golpeГі la cubierta de aluminio.В BONG.В Sus oГ­dos comenzaron a pitar al instante.В Campanas tubulares.В Sus gafas de visiГіn nocturna habГ­an desaparecido.

JadeГі buscando aire.В El impacto le habГ­a dejado sin aliento.

No hay tiempo para eso.

GimiГі, se levantГі y se tambaleГі como Frankenstein hacia la ametralladora.

Se puso de pie, contemplando el campo de batalla.

Al menos veinte hombres estaban frente a Г©l, vestidos con ropa oscura, pasamontaГ±as negros y mГЎscaras contra el frГ­o.В Unos focos gigantes brillaban desde torres de tres metros de altura.В Los hombres de negro estaban de pie o arrodillados bajo la lluvia helada, disparando con sus armas al agua, el agua donde probablemente estaban los Navy SEAL.

Para eso eran los grandes focos: para ver los objetivos en el agua.В Las luces probablemente tambiГ©n servirГ­an para cegar a los nadadores y negarles objetivos, si alguno de ellos pudiera sacar sus armas.

Los hombres de negro comenzaron a girarse hacia Murphy.В Casi parecГ­an moverse a cГЎmara lenta.В En un segundo, iban a comenzar a dispararle.

Murphy agarrГі con ambas manos el arma pesada que tenГ­a delante.

Su dedo encontrГі el mecanismo de disparo.

Por favor, funciona.

DisparГі.В DUH-DUH-DUH-DUH-DUH-DUH llegГі el sonido metГЎlico de las balas disparando.В Г‰l asumiГі cГіmodamente el retroceso de la ametralladora montada.В Los casquillos gastados cayeron al fondo del bote, tintineando como cascabeles.

Murphy rociГі a los hombres.В AbatiГі a cuatro o cinco con su primera rГЎfaga.

No cayeron cuando les dispararon.В Se separaron como muГ±ecas de trapo, las balas los atravesaron.В Ahora los otros escapaban corriendo, buscando refugio.

–Corred, monos —dijo.

Un sonido llegГі.

WHOOOOOOOOSSSHH.

Un cohete volГі junto a Г©l.В Todo su cuerpo se sacudiГі en respuesta.

FallГі.В Ni siquiera lo habГ­a visto venir.В ImpactГі en algГєn lugar del agua detrГЎs de Г©l.В No oyГі una explosiГіn, pero vio un destello naranja y amarillo.

ВїCГіmo lo vio por el rabillo del ojo?

No. DebГ­a tener ojos en el cogote.

Su cinturГіn de municiones se estaba agotando.В No tenГ­a repuesto.

Quedarse sin municiГіn era un problema.В Ese cohete tambiГ©n era un problema: iba a haber mГЎs.В Los hombres ya se estaban reagrupando y tomando posiciones de tiro frente a Murphy.В ExtendiГі la mano izquierda y disparГі una granada de humo.

Luego se dejГі caer al suelo del bote.

Un segundo después, las balas comenzaron a golpear el casco blindado del bote. Tunk, tunk, tunk, tunk…

Las balas silbaban por encima.

Levantó la vista hacia el gatillo del cañón de cadena. Todavía le quedaban algunas balas, pero si intentaba levantar la mano…

WHOOOOSSSHHH.

PasГі otro cohete.В Quienquiera que manejara el lanzacohetes era un mal tirador.

Gracias a Dios.

Murphy llevaba encima una pistola. La sacó de la funda. Se agachó debajo del borde del arco. El primer hombre que apareciera allí iba a recibir una bala en la cabeza. Después de esto…

Pero no eran tan tontos.В De repente apareciГі una granada, rebotando dentro de la proa del bote como una pelota de goma.В Hizo ruidos metГЎlicos sГіlidos mientras rebotaba.В Murphy la recogiГі, esperГі un momento y la arrojГі de vuelta.

Un instante despuГ©s: BUUUUUUM.

Alguien por ahГ­ gritГі.В LloviГі tierra, hielo, sangre y carne.

EstabanВ allГ­ mismo, arrastrГЎndose hacia Г©l.

Las respiraciones de Murphy se convirtieron en ГЎsperos pitidos.В No iba a durar.В Estaba superado.В Fue superado en armas.В No podГ­a igualarse a ellos; si se asomaba por un costado, le volarГ­an la cabeza.В No podГ­a devolver todas las granadas que vinieran.В El tipo con el lanzacohetes no iba a fallar toda la noche.

Murphy iba a morir aquГ­ mismo, en este bote.

Su mente se acelerГі, buscando opciones.

–Oh Dios —dijo.

Esto pudo haber sido un error.


* * *

Algo habГ­a cambiado.

En un momento, parecГ­an estar todos condenados, atrapados en el agua, con el enemigo encima de ellos y disparГЎndoles, ametrallГЎndolos.В Ahora estaban nuevamente a la ofensiva, avanzando.




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notes



1


ANWR. Siglas de Arctic National Wildlife Refuge. En espaГ±ol: Refugio Nacional de Vida Silvestre del ГЃrtico. (Nota de la Traductora)




2


FUBAR. Acrónimo militar de “Fucked Up Beyond All Reason/Recognition/Repair”, que significa “Estamos jodidos sin remedio”. (Nota de la Traductora)



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